Ante el juicio que comienza el lunes parece oportuna, pero estarán con uno a que lo sucedido y los informes que se han presentado se podrán presentar con toda la crudeza que de ellos se desprenda. Tengo en mis manos el informe realizado por dos doctores en medicina, que declararán en el juicio y creo que es responsable, incluso necesario, darlo a conocer. Nos pueden acusar de influir con estos escritos, pero es la realidad de lo visto y estudiado por dos especialistas y creo que esta sociedad nuestra es lo suficientemente adulta como para que le digamos, sin tapujos, la lectura médica que sobre el cuerpo de Gabriel han realizado estos doctores. Y es francamente muy duro lo que en el mismo se expone. El relato sobre los mecanismos de la violencia sufrida por el pequeño pueden ayudar a esclarecer la verdadera secuencia fisiopatológica que terminó en la muerte. El relato resumido es: Fue zarandeado, golpeado violentamente lo que provocó un edema encefálico que causó una hipertensión intracraneal, más la hiperpresión torácoabdominal que se ejerció de forma violenta sobre la ya débil víctima, provocó un vómito aspirado del estómago a la vía aérea afectando a sus pulmones y limita la ya exigua capacidad respiratoria. El último acto debió ser aplicar una presión adicional sobre los orificios respiratorios para acabar con la escasa vida residual, que sin embargo, y al menos durante 45 a 90 minutos, aún hubiera sido rescatable. La conclusión. La muerte se produjo de modo violento. El menor fue golpeado violenta y reiteradamente en la cabeza, quedando como consecuencia de esos golpes en estado confusional primero, estuporoso después, hasta llegar al coma, falleciendo minutos más tarde, culminando la muerte con una asfixia por sofocación, tras colapso de cavidades respiratorias, sobre un pulmón con una doble lesión inflamatoria, mecánica por hiperpresión y química por el ácido. El menor podría haber sido en aquel estado semicomotaso reanimado. Más tarde, la asfixia por sofocación puso fin a su vida. Desde que se inician los gritos, las amenazas, recibe los golpes, el zarandeo, hasta que se obstruyen la boca y la nariz y finalmente fallece, hubo un intervalo necesario de mínimo de entre 45 y 90 minutos. Es un resumen de un informe de diez folios sobre la muerte de Gabriel. Hay más.
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