Dos años muy duros

Dos años más de ajustes puede parecer mucho tiempo, sobre todo teniendo en cuenta lo que ha pasado desde 2008, pero dadas las circunstancias puede ser un plazo razonable para llevar a cabo los deberes del nuevo Gobierno, previsiblemente de tinte liberal-conservador. Hay tres grandes escenarios para actuar. En el primer caso se impondrán la creación de un banco "malo" y/o nuevas recapitalizaciones de bancos y cajas derivadas de la crisis inmobiliaria, dado que los precios seguirán cayendo y eso afectará a sus balances, hoy por hoy muy hinchados y con severos problemas de morosidad. Solo saneando la banca volverá a abrirse el grifo del crédito en España. En el segundo caso todo parece indicar que habrá, a su vez, dos grandes líneas de actuación: una, para abaratar y simplificar las contrataciones, del mismo modo que los despidos, y otra, para adaptar los convenios a la productividad, de manera que pesarán más los convenios de empresa que los sectoriales. De ambas actuaciones se derivará el grueso de la devaluación salarial, que es una manera de devaluar la economía española ante la imposibilidad de poder devaluar el euro. Y en el tercer caso lo que está en juego es el ajuste de gastos e ingresos, de modo que el déficit se reduzca para cumplir los compromisos fijados por la Unión Europea. Como quiera que el PP no quiere subir los impuestos, solo cabe imaginar recortes de gastos y, en el mejor de los casos, incrementar los ingresos mediante las privatizaciones y la lucha contra el fraude fiscal y la economía sumergida. Cuando todo esto esté encauzado, podría llegar la armonización de las políticas fiscales y presupuestarias en la zona euro, como paso previo a los eurobonos y a una nueva disciplina fiscal.