El puente

El puente

Kayros
20:40 • 23 nov. 2011
De los cinco millones de votos que más o menos ha perdido el PSOE una pequeña parte ha ido a parar a IU, otra parte a la abstención, y el resto al PP. Si esto se confirmara podríamos decir que esta vez ha ocurrido algo insólito y es que la izquierda vote a la derecha. Desde la Revolución Francesa hasta la Restauración Monárquica española, pasando por esas excentricidades tan raras que ocurren en algunos pueblos almerienses por causas familiares, aquí no se había visto nada igual. Que un simple obrero, que vive del trabajo de sus manos, olvide de pronto todo lo que el socialismo ha hecho por él desde Pablo Iglesias, y ofrezca su voto a un registrador de la propiedad, solo puede entenderse desde una gran catástrofe del pensamiento. Naturalmente, para la gente poco ideologizada que solo piensa cómo llegar a fin de mes, la gran catástrofe se llama crisis económica. En esta campaña, meramente publicitaria, el PP parecía como si hubiera adoptado el papel del socialismo; hablaba de empleo y de justicia social de manera constante y monocorde con muchísimo cuidado, eso sí, de no mentar el origen y del desarrollo de la crisis porque eso hubiera removido en la conciencia oscuros orígenes. Fue de esta manera como el obrero llegó a una simplificación de su posible comportamiento electoral. "Si con el gobierno socialista tenemos cinco millones de parados -se dijo para sus adentros- aquí lo que conviene es que el poder pase a ocuparlo la derecha a ver si lo hace mejor". Exacto. Ya estaba levantado el puente sobre el abismo. No hacía falta explicarle quién era Lehman Brother ni en qué consistía una hipoteca "sub prime". Por supuesto la campaña del PP arreciaba con promesas no muy claras en el sentido de que con un gobierno serio y como Dios manda salíamos de la crisis en un pis pas. Bien, eso es lo que esperamos. Ya veo que hay quejas porque Zapatero no entrega el gobierno al mismo tiempo que los organismos extranjeros meten prisa a Rajoy para que dé a conocer el misterio. Si las cosas no se arreglaran pronto, ya oigo a Esperanza Aguirre y a la Cospedal lamentarse como trágicas griegas acerca de la herencia envenenada .






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