Siempre en sus raíces, Carlos Pérez Siquier (Almería, 1930-2021), permanece vivo a través de sus fotografías. Su obra es clave para entender la mirada crítica de la fotografía, un ojo que se movió por su entorno más cercano, con un aparente silencio con el que construyó su mirada ante una realidad que nunca quiso manipular. Premio Nacional de la Fotografía en 2003, académico de la Real Academia de Bellas Artes de Granada, Medalla de Oro al mérito en las Bellas Artes. Y siempre en la vanguardia fotográfica desde un lugar arrinconado en el mapa como Almería.
En el está tierra, el fotógrafo aportó su fuerza para el nacimiento de la Agrupación Fotográfica Almeriense (AFAL) con José María Artero, que construyó la esencia del lenguaje de la imagen fotográfica desde Almería entre 1953 y 1964. Según Manuel Santos, historiador de la fotografía: "Pérez Siquier es, con Manuel Falces, es uno de los fotógrafos almerienses, clave en la renovación de la fotografía española contemporánea, con una labor profética en la fotografía".
Con el fotógrafo siempre estará su retrato total de La Chanca, su mirada en blanco y negro, su percepción del color en las paredes del barrio y sus vecinos, con una mirada que impuso el respeto a la identidad de los vecinos por el encima de todo. La Mirada crea las escenas fotográficas.
El fotógrafo establece la esencia del Viaje y de adelanta a Martín Parra. Imágenes planas con perspectiva del color, singulares y personales en las tomas de playa, que luego haría William Klein. Con su obra fue poniendo su grano de arena, para el nacimiento del Centro Andaluz de la Fotografía, idea que surge en los 80, y que ve la luz en 1992. Pérez-Siquier se movió con la escena del turismo y los carteles para el Ministerio lo que daría pie a la serie 'Playas' y si gran mirada 'Al Sur'.
También tuvo su breve periplo por el Fotoperiodismo, poniendo los retratos a la serie 'Estos Almerienses', entrevistas de Jesús Ruiz Esteban. Para Pérez-Siquier, "este tipo de entrevistas a almerienses de distintas generaciones, me permitía hacer una fotografía en la que el personaje aparecía situado en su contexto más personal. Para mí eso era lo más interesante".
El compromiso del fotógrafo está esencialmente, en definitiva, en su lugar de origen, donde encuentra las ideas que alimentaron su pensamiento de imágenes. En 1991, Pérez-Siquier confesó: "Pienso que la única forma de ser universal está en las raíces de uno mismo". Y así su mirada se mantuvo toda su vida. Por eso el fotógrafo Carlos Pérez-Siquier no puede morir.
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