Batalla cultural

Tengo en el recuerdo numerosas escenas, cuadros y grabados, frases inolvidables, así como estupendos pasajes de películas, exposiciones museísticas, obras de teatro, canciones, novelas, musicales, folklore…, tantas conexiones con la Cultura que, inexorablemente, mi persona es fruto de todas y cada una de esas vivencias. Ya lo decía Rafiki, el babuino sabio del ‘El Rey León’ que tantas temporadas ha llenado el Lope de Vega en Madrid, cuando encuentra al ya crecido y exiliado Simba, quien no se atrevía a batallar por su trono: “Oh sí, el pasado puede doler. Pero según lo veo puedes o huir de él o aprender” Y es que la Cultura es todo un bagaje vital, legado de cualquier pueblo que se precie, compañera de viaje para entender y vivir la vida desde distintas dimensiones, así como para afrontar el presente aprendiendo del pasado.

Le habría venido bien a la derecha española el bono cultural anunciado por el Presidente Sánchez, para que aprendieran del pasado en lugar de, en el mejor de los casos, aparentar que huyen de él o estar constantemente añorándolo. Pero lo cierto es que, por ejemplo, en Almería no aprenden de su pasado corrupto, prueba de ello son sus dedazos en contratos de la capital y la entrada de la UDEF en el Consistorio, el ‘Caso mascarillas’ en Diputación, o la caja B del ‘Caso Hispano Almería’, reactivado estos días con la apertura de juicio oral, igual por eso le hicieron la ola a Sarckozy y a Vargas Llosa en la convención donde Casado quería relanzar su liderazgo.

Pero claro, Aznar no apostó por la Cultura cuando desgobernó España, tiempo en que Casado cumplió su mayoría de edad, más bien apostó por una caza de brujas de determinados nombres propios del sector, a la par que conseguía castigar a toda una generación con la incultura y con las bases de una precariedad vital.

Hoy, en contrapunto, Sánchez aprende del pasado y consigue invertir, con su bono cultural a jóvenes de 18 años, en un sector productivo que tan azotado ha sido durante la pandemia, a la vez que fomenta el acercamiento de los jóvenes a la cultura con mayor facilidad. Porque no podemos perder de vista que, la batalla contra el racismo y la xenofobia, contra el odio al diferente, contra el maltrato, contra el fascismo,…, es en definitiva la batalla contra la incultura.