Cuando uno va llegando al final de su carrera profesional siente la necesidad de reflexionar sobre esta hermosa tarea que es la educación con el objetivo de seguir mejorando y motivar a los que inician su vida laboral en la docencia. Bajo mi punto de vista, la clave es intentar unir la vocación con la profesión (el deseo con la realidad) porque eso nos llevará a sentirnos realizados. Este sentimiento desemboca en el desempeño de una actividad profesional donde disfruto con lo que hago.
Y aquí se plantea la gran pregunta: ¿Qué se entiende por buen profesor? Bajo mi punto de vista sería aquel que se dirige hacia el interior de la persona, que es paciente, que ayuda, que prepara sus clases, que es capaz de ponerse en la situación y comprender hasta al más vulnerable de sus alumnos y que tiene claro que el verdadero sentido de la escuela y de su tarea diaria en la persona misma de cada uno de sus alumnos. Los nuevos avances tecnológicos son muy importantes para mejorar la metodología e incluso para atraer y motivar al alumno pero la educación no puede ser virtual ya que exige la comunicación alumno-profesor, el diálogo permanente, el rostro a rostro, la presencia viva en el aula.
Para cumplir estos retos, un profesor debe tener vocación porque la enseñanza exige algo más que la mera transmisión de saberes; exige además personalidad, para mantener el respeto, nunca la distancia; y exige cariño a nuestros alumnos. A ellos tenemos que enseñarles que una cosa que sale mal no es un fracaso, sino la oportunidad de procurar hacerlo de manera diferente. Intentar transformar las dificultades en oportunidades ya que nuestros chicos y chicas, como todas las personas, sienten la necesidad humana de sentirse queridos, valorados y reconocidos por los demás. En este sentido, me atrevería a destacar algunas competencias fundamentales en un maestro:
Empatía: Intentar conectar con ellos haciéndoles sentir que lo que haces lo haces por su bien, comprenderlos y animarlos.
Cariño y cercanía (pedagogía de la presencia) para que ellos capten que te tienen cuando te necesiten
Transmitir pasión y entrega por la educación, por el trabajo que realizas y que los alumnos se den cuenta de que queremos lo que hacemos.
Autenticidad y coherencia con los valores que defiendo procurando dar ejemplo personal. El profe debe ser un espejo, una referencia de valores humanos para sus alumnos.
Vocación de Servicio y dedicación a la misión educativa.
Humildad y disposición a la mejora continua a través de una formación permanente para buscar cada vez mayor calidad educativa
Consulte el artículo online actualizado en nuestra página web:
https://www.lavozdealmeria.com/noticia/9/opinion/227259/con-vocacion-de-maestro