Juan Torrijos
19:33 • 13 feb. 2012
La gran mayoría (siempre puede haber algún “pelota” del señor obispo) de los hermanos mayores de las cofradías de Semana Santa de la capital estaban ilusionados ante la nueva carrera oficial que se le abría a sus desfiles procesionales. Recorrer las calles del centro histórico, visitar la Catedral, se había convertido en los últimos veinte años en una aspiración de la Semana Santa almeriense. Este año parecía que se había conseguido, que se había convencido al obispo, que había aceptado el nuevo recorrido y que el sueño se había convertido en realidad. ¡Con la iglesia se ha topado! Poco ha durado la ilusión en la casa de los cofrades. Y la escusa del señor obispo: “Que se han recibido presiones que no estaban de acuerdo con el cambio”. ¡Que las cuente!. Que haga una rueda de prensa y nos diga los nombres de los que están en contra de una medida que apoya la casi totalidad de los cofrades almerienses, que lo único que querían es desfilar ante la puerta de la catedral y hacer acto de penitencia dentro del templo como ocurre en otras muchas ciudades de nuestra Andalucía. Recuerdo los balcones cerrados del palacio obispal ante la salida de alguna procesión, y me parece que alguien ha convencido al dueño del complejo de los problemas de presencia y otras zarandajas que se pueden presentar durante toda una semana si se permite que la catedral se convierta en el centro de la Semana Santa almeriense. ¿Se les puede imponer a las cofradías un recorrido por obligación? ¿El vicario está diciendo la verdad? Si miente se va a condenar. Cuesta trabajo creer sus explicaciones. Parece todo un político.
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