Hace unos días, mi metaverso estuvo cruzando maldades virtuales con el poeta y autor José Luis López Bretones acerca del reciente y malhadado deceso de Ágata Lys. Qué señora, qué estupenda, etcétera. Lo digo por elevar así el trámite del pésame mutuo que nos dimos por la muerte de Margarita García, que era el verdadero nombre de nuestra rubia de cabecera adolescente.
Hay que tener mucha determinación, o un buen representante, para empezar a escribir tu biopic en la partida de nacimiento. Bretones me guiñó el ojo que le tapa el parche con el que rinde un homenaje al gran Raoul Walsh y acabó citándome en el Quiosco Amalia para tomar un Manhattan.
Ignoro si en la patria del americano sirven combinados líricos, pero todo será cuestión de probar o de, en todo caso, dar las instrucciones precisas. Márgarita y Ágata; flor y gema de nuestra memoria. Descansa en la paz que nos quitaron tus películas.
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