Si nos estremece la capacidad de Putin para hacer el mal sin miramientos, mucho más nos emociona y nos admira la heroicidad del pueblo ucraniano para hacer frente al ejército más poderoso del mundo liderado por un hombre sin límites morales básicos.
El pueblo ucraniano está tirando de épica para hacer frente al sufrimiento. Sufrimiento por ver a su país destrozado bajo las bombas. Sufrimiento por los muertos, por el hijo, marido o hermano que un día se fue y no se sabe si se le volverá a ver. Sufrimiento ante el presente incierto y un futuro que ni se atreven a imaginar.
Es esa épica lo que está sosteniendo al pueblo ucraniano. Bien saben ellos de la fuerza y potencia de Putin. Lo saben antes y mejor que nadie pero ha decidido sufrir por su país y ese sufrimiento lo han convertido en épica que es esa actitud que conjura al miedo incluso a la propia muerte.
Los ucranianos nos están dando una lección moral. Pasan frío, miedo, no pueden dormir, los bebés nacen en sótanos, se desprenden de sus seres queridos, y muchos mueren porque la asistencia médica de la que disponen no es suficiente. En los testimonios que recibimos no hay un ápice de desaliento. Se dicen a sí mismos “vamos a ganar”. Pura y admirable épica de la que carecemos en el mundo próspero. En este nuestro mundo en el que vivimos en libertad nos hemos convertido en blanditos, tan blanditos que a los niños y jóvenes es mejor no suspenderles porque se traumatizan.
A la vista está que la libertad de las naciones no es un don eterno. El 70 por ciento de la población mundial vive bajo regímenes autoritarios y dictatoriales sin que el mundo libre sea capaz de pararles los pies, de ahí que cuando surge un auténtico líder como el presidente ucraniano la única opción decente es apoyarle sin fisuras. Zelenski ha pasado de ser conocido por su faceta de cómico y bailarín a ser todo un referente moral para su país. No creo que el presidente ucraniano haya leído muchos ensayos políticos y , a la vista de los hechos, no le han hecho falta para colocarse en el lado correcto de la historia aún sabiendo que si Putin pudiera acabaría con su vida. Toda una lección para los políticos de plástilina.
Imposible olvidar a las mujeres ucranianas. Hay 40.000 enroladas y otras 20.000 a la espera de incorporarse a filas. Ahí están ellas, sin Montero alguna que lance arengas de un feminismo sectario que les diga como ser mujeres libres.
Esta invasion ilegal, cruel e irracional ha sido respondida por Europa porque se ha tomado conciencia que este flagrante incumplimiento del derecho internacional también va con nosotros, los europeos. La respuesta de sanciones, además de la ayuda militará, nos involucra de lleno y es lo menos que Putin merecen. Todo lo que está ocurriendo tendrá consecuencias también para nosotros, los españoles. Pagaremos precios más altos en casi todo, muchas empresas se verán seriamente dañadas y nuestra recuperación económica a se verá ralentizada. Nada comparado con el sufrimiento del pueblo ucraniano.
Quiero pensar que asumiremos con dignidad el precio que nos toque pagar, que nos ocuparemos con eficacia de los más vulnerables y que tomaremos conciencia de que estamos viviendo momentos y circunstancias que son una auténtica amenaza a nuestra forma de vida que tenemos que defender con el mismo coraje, el mismo espíritu de sacrificio de los ciudadanos ucranianos. Para afrontar esta situación no es necesaria la épica, solo el compromiso de defender aquello en lo que creemos que es lo que nos hace ciudadanos libres aunque seamos un poco menos ricos.
Consulte el artículo online actualizado en nuestra página web:
https://www.lavozdealmeria.com/noticia/9/opinion/232827/epica-y-sufrimiento