Pulpí, un sueño desvanecido

Pulpí, un sueño desvanecido

José María Pérez Tudela
23:25 • 26 feb. 2012
Hermoso lugar situado en el extremo noroeste de la provincia de Almería, limítrofe con Murcia, Huércal Overa y mi querida tierra de Cuevas del Almanzora. Tiene una cadena de sierras y un relieve costero, digno de encantos sublimes. En ésta -la costa- se encuentra San Juan de los Terreros, donde se puede soñar con los ojos abiertos las cosas más inverosímiles. Pozo del Esparto bajo un cielo azul celeste, las aguas del mar juegan caprichosamente, pero enseguida son mansas como corderos pastando en las inmensas lagunas del pensamiento.
En tiempos muy lejanos, en ese pueblo de honrada casta de gentes ingeniosas y trabajadoras, vivían mis hermanos María y Pepe con sus tres hijos; éstos últimos retozan en el jardín inmenso de flores exóticas y plantas inmarcesibles, bajo la mirada sonriente y hermosa de arcángeles custodios.
No, yo no dejé mis visitas a Pulpí y a La Fuente donde encontré grandes y entrañables amigos. En el primero residen Manuel Peregrín Martínez y un primo hermano llamado Manolo Pérez al que tanto y tanto quiero y por su familia rezo. Dejaba Guazamara, repleta de bellas mujeres, y cruzaba raudo en busca de una joven con una cara igual a la de la reina egipcia Nerfertiti, no así el cuerpo, éste era escultural. Algunas veces jugamos y ambos empatamos bajo la mirada de un árbitro llamado Cupido. Hubo otras mujeres que formaron el encanto especial en una pedanía llamada Pozo de la Higuera -me desvío de momento por la peculiaridad de ésta- la mitad de la pequeña aldea pertenece a Murcia y la otra a Almería. Una muchachita de mirada inocente y boca de dientes blancos que, al sonreir y entreabrir sus labios sensuales, me recordaba a las amapolas sangrantes que escaparon en pleno verano a la guadaña del segador. Otra más, un poco mayor que -cuales serían sus encantos- emulé a la Baronesa de Sunert y en mi arrebato exclamé: ¡Muerta antes que envejecer la hermosa!”.
Mi primer amor fue desdichado; el último y verdadero surgió en un momento en que estaba decidido a seguir una senda errante y vagabunda. Ella es el compendio justo y hermoso que endulza los últimos años de mi vida, la compañera inseparable, inefable poesía que, como la música, no tiene traducción. Ella vive en mí y yo en ella noche y día. Pilar Pérez Martínez corrobora con sus cantares dedicados a Almería la belleza y encanto de nuestra tierra. “Concierto de amapolas / en los trigales / en el aire redoblan / los madrigales / La copla suena / y los porches se adornan / con hierbabuena”.






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