Hola Juan Antonio. He vuelto por Almería como te prometí. He estado viendo nuestra Semana Santa y he sentido mucha tristeza.
Te lo intentaré explicar, sé que aunque me vas a entender, te reirás y me regañarás, porque sé lo poco que te iban los reconocimientos, agradecimientos y “postureos”, pero a ti igual que a mí, no nos han gustado nunca las injusticias, por eso mi tristeza, decepción y enfado.
Este año por fin las hermandades han podido salir a la calle, y te he “buscado y visto” en cada rincón, no te voy a engañar, ha sido duro pero gratificante a la vez, porque necesitaba “sentirte” en cada esquina, callejuela o frente a tus queridos titulares de Prendimiento. No quiero ni pensar cómo se sentirá María del Mar, al recorrer esas mismas calles y entrar en la Catedral, porque cuando yo lo he hecho, he sentido un gran escalofrío.
El motivo de mi enfado, es por ver la memoria tan corta y pequeña que tienen algunos y lo desagradecidos que pueden llegar a ser.
Sé que has recibido muchas muestras de cariño, muchos escritos alabando tu buen hacer y a tu persona, que el ayuntamiento de la ciudad va a poner tu nombre a una calle, cosa que creo merecidísima y que tu hermandad, junto con otras, lucían un crespón negro, también sé que el Miércoles Santo, se te iba a hacer, por parte de Prendimiento y en la persona de María del Mar, unos detalles muy bonitos y que por culpa de la lluvia no se pudieron realizar. Todo eso lo sé, pero......¿Y la Agrupación de cofradías de Almería? Esa que tú refundaste, esa que representa a todo el mundo cofrade almeriense, ¿Dónde está? ¿Qué ha hecho para reconocer pública e institucionalmente todo lo que has trabajado por la Semana Santa de Almería?
Este año, esta S. Santa era el momento, muchos esperábamos que así fuera.
Qué pena, qué pronto olvidamos, qué rápido pasamos página y qué desagradecidos llegan a ser los mismos que antes, seguramente, te adulaban.
Espero Juan Antonio, que aunque tarde, te hagan ese reconocimiento, simplemente por justicia, porque sin ti, sin tu incansable trabajo, la Semana Santa no sería la que es.
Perdóname, pero no he podido callarme, aunque te rías y le restes importancia. Tenía que decirlo.
Unos olvidan muy rápido, otros no lo haremos nunca.
Te quiero amigo.
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