El sol va desapareciendo en el horizonte, la oscuridad se hace al salir de casa, así que María tiene que echar mano a una pequeña linterna para alumbrar el camino. Conforme avanza, el miedo la invade, pues aún recuerda cuando entraron a robar en casa de su vecina hace una semana, y ya cuenta siete en la zona en lo que va de mes. La inseguridad es tan latente allí que su corazón palpita al punto de casi alcanzar oírlo. El sol se ha escondido del todo y, a su linterna, le acompaña su pequeño perrito para pasear.
Ninguna farola que le ponga en entre aviso de la presencia de otras personas en la zona, ninguna patrulla de policía local que transmita algo de tranquilidad a María, quien no deja de pensar en su hija, volverá de clase a casa en una hora, con el paraje más oscuro que la boca de un lobo. Hoy no hay luna, en ocasiones les sirve de vigía y compañera, pero esta semana tampoco contarán con su apoyo.
Quizás imaginas esta situación en un lugar subdesarrollado pero, nada más lejos de la realidad. Mientras estamos inmersos en plena crisis energética, con medidas de ahorro y con la decisión del Gobierno de España, y una amplia mayoría del Congreso, de hacer que las energéticas sean solidarias y devuelvan a la sociedad parte de sus beneficios, ocasionados por la crisis rusa, con un PP en contra en España, pero a favor en Europa porque sus compañeros europeos lo proponen, nos encontramos aquí mismo, en la ciudad de Almería, la situación relatada.
Resulta que la alcaldesa y sus antecesores han llevado a cabo el austericidio energético con los vecinos del Paraje Guillén de la Cañada, el Cortijo Córdoba y Cortijo Cintas. Los tienen sin luz en calles y caminos y se reparten la suerte cada día del aumento de robos e inseguridad de la zona.
La alcaldesa, tras denunciarlo el PSOE y haberse hecho eco medios de comunicación nacionales, les remite a supuestas buenas intenciones – las mismas que han tenido durante 20 años de gobierno de derechas – para el próximo presupuesto, cuando, si quiere, puede llevar a cabo una actuación inmediata que saque del subdesarrollo a estos vecinos almerienses. Hasta hace nada les ofrecían farolas viejas para ponerlas los vecinos enganchadas a sus suministros particulares, ¡increíble!
Escribió Stephen King en `La Milla verde´ que “A veces encontramos a otros en esa oscuridad y otras veces los perdemos en ella.”, pues ya es hora de que la alcaldesa de Almería no consienta que haya vecinos que pagan sus impuestos con miedo a encontrarse a saber a quién en la oscuridad y miedo a perder a alguno de los suyos en ella, en esa oscuridad que acecha a toda la acción municipal.
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