Aunque ha pasado ya una semana de las movilizaciones en la jornada del Día Mundial contra la Violencia hacia las Mujeres, bueno sería recordar que las instituciones almerienses organizaron por separado actos el 25-N para la lectura de manifiestos y minutos de silencio y que dos plataformas feministas tomaron, también por separado, las principales calles de la capital para lanzar sus consignas en pro de la igualdad y contra la lacra de la violencia machista.
Sin entrar en los motivos de instituciones almerienses y plataformas feministas – el objetivo de todos es unánime -, a la sociedad se le transmite en general un mensaje de división en la unidad de acción contra los malos tratos. En la lucha contra el machismo no debería ocurrir lo que ocurrió el pasado viernes ni en años anteriores.
Lo mismo ocurre cuando llega el 8 de marzo y celebramos el Día Internacional de la Mujer. Instituciones y plataformas también organizan por separado sus movilizaciones. Y nadie se sonroja. Nadie piensa en reparar el error el año siguiente.
Y en medio de este panorama, los efectos secundarios de la llamada Ley del ‘solo sí es sí’ arrojan una lucha partidista en el Congreso de los Diputados que tiene en el punto de mira – lógico punto de mira porque fue la propulsora de la Ley – a la ministra de Igualdad, Irene Montero. Cuesta trabajo creer que nadie pensara en su momento que se podía dejar la puerta abierta para rebajar la pena a agresores sexuales cuando lo que se pretendía era justamente lo contrario, es decir, el endurecimiento de las condenas. La puerta quedó abierta. Tan abierta que el pasado lunes en la Audiencia de Almería se decidió revisar de oficio las condenas a 70 agresores sexuales en la provincia. Si ello ocurre es porque la nueva Ley así lo ampara. Y entonces surge la pregunta: ¿por qué no se vuelve a cambiar la Ley? ¿Tan difícil es rectificar ministra Irene Montero?
Consulte el artículo online actualizado en nuestra página web:
https://www.lavozdealmeria.com/noticia/9/opinion/248470/por-que-no-dimite-irene-montero