Vox y el ejemplo que dan un imán y el obispo de Almería

El terrible asesinato de un sacristán por un presunto yihadista en una iglesia de Algeciras (Cádiz) ha ayudado a refrescar la memoria sobre la ausencia de problemas de convivencia en una localidad donde residen personas de más de cien nacionalidades diferentes. Lo recordaba el alcalde de esa localidad, José Ignacio Landaluce, la noche del pasado miércoles.

Hubo un tiempo en que desde determinados medios de comunicación se señaló a Almería por episodios esporádicos de actitudes racistas. No tenían razón en una acusación cuasi generalizada. En Roquetas de Mar, por ejemplo, como en Algeciras, conviven también los nativos con inmigrantes llegados desde más de cien países diferentes. Y, afortunadamente, las buenas relaciones entre el vecindario son ya un valor que destaca en muchos de sus discursos el alcalde, Gabriel Amat.

Otro tanto ocurre en El Ejido y Níjar, municipios con un alto porcentaje de población extranjera y donde la ausencia de conflictos ha dejado de ser noticia. Salvo para aquellos que buscan el más mínimo incidente para buscar rédito electoral. La misma actitud extremista que ha adoptado Vox ante el injustificado asesinato de Algeciras la repite en municipios de Almería. La formación de Santiago Abascal ha construido un relato en torno a la inmigración que una parte de la población – solo una parte – asume como una realidad que no es.

Sin ir más lejos, a una diputada almeriense de Vox, Rocío de Meer, le faltó tiempo ayer para ir a ‘jalear’ a la población algecireña contra los inmigrantes. El manual de estilo del partido de extrema derecha no falló el miércoles. Demonizar a miles de personas por el desquiciamiento de una sola no ayuda en nada a la tolerancia. Menos mal que los grandes partidos, PSOE y PP, estuvieron y están a la altura de las circunstancias llamando a la serenidad. Lo mismo hicieron el imán y el obispo de Almería. Tomen nota.