Pedro Mena Enciso
22:43 • 02 abr. 2012
A propósito de la conferencia impartida en Valladolid, con motivo de la Semana Santa, por José María Rodríguez Olaizola, me han venido a la mente algunas reflexiones que me gustaría compartir con los lectores de la Voz: Así, podríamos comentar el propio concepto de Pasión ya que todos tenemos nuestras propias pasiones y que consiste en dejar las seguridades y correr riesgos para lanzarnos en pro de un ideal siempre con la finalidad de aprender.
Como Olaizola, yo también creo que este proceso no es fácil porque somos frágiles, acomodaticios y llenos de contradicciones: a veces queremos a la par una cosa y la contraria. En definitiva, considero que debemos entender la Pasión como una historia que ocurrió hace 2.000 años pero que, en realidad, habla de nuestra propia historia hoy día, porque la Iglesia además de hablar de Aquel Tiempo debe centrarse mucho en Este Tiempo con toda la capacidad de adaptación que ello supone pues, caso contrario, estaríamos perdiendo a generaciones enteras.
Como cristiano mi deber es transmitir el mensaje con la suficiente fuerza actualizada como para que entusiasme a cuanta más gente mejor porque si llevamos al corazón de la gente la clave cristiana de amor al prójimo estaremos cumpliendo el objetivo de conseguir una verdadera justicia social donde no haya excluidos ni pobres ni heridos de la vida.
Por otra parte, y teniendo en cuenta la forma trágica y llena de miedos y prohibiciones con los que en muchas ocasiones se nos ha transmitido el mensaje cristiano, me parece fantástico el análisis que nuestro ilustre Jesuita hace de la Última Cena entendiéndola como una fiesta llena de buenas noticias como la de la fraternidad en la vida misma, donde los hermanos se pelean pero de ese conflicto surge un amor que crece día a día. Otra buena nueva es la derivada del mensaje del servicio en un mundo donde todo tiene un precio y casi no existe la gratuidad, es el ayudar a otro porque sí.
Así, la Última Cena, supone un brindis con el deseo de hacer de nuestras propias vidas lo mismo que hizo Jesús: “pan partido y entregado”. Podemos pensar igualmente en el Viernes Santo como una historia de Pasión, es decir, de libertad, porque la Pasión nos engendra posibilidades de decidir lo que queremos hacer. Jesús representa la hondura de la realidad ya que no pone por delante su propio interés sino que elige la verdad que ha descubierto; es decir, la Justicia con los más desfavorecidos, con los más rechazados, con esos que forman parte del paro estructural y de las discriminaciones.
Así las cosas, todo esto de la Semana Santa se convierte en una llamada a salir de nuestra “jaula de oro”, que es la del confort y la monotonía donde aparentemente estás mejor porque parece que lo tienes todo pero, en el fondo, te falta la libertad básica, esa que nuestro conferenciante llama “Interperie”, es decir, el camino de Jesús, ese espacio donde la vida no se vive con seguridad, con una red antigolpes o a través de una pantalla.
Todos tenemos nuestras intemperies porque la vida es pasión, alegría, tristeza, amor, conflicto… Cuando por nuestras calles desfilen las imágenes, llamo a los almerienses a fijarnos también en la Cruz porque representa algo tan grande y, a la vez, tan humano como es la capacidad de perdonar radicalmente, de sentirnos unidos a los otros, de pedir ayuda.
Por último, la Resurrección debemos entenderla más que como experiencia física como una búsqueda, desde nuestra infinita libertad, de Dios, pero de un Dios que no se impone sino que se propone. Además buscamos a nuestro Dios no sólo en la Historia o en las Escrituras y Celebraciones sino, sobre todo, lo buscamos en las personas sin distinción física ni de aptitud o raza, sexo…porque entre la gente es donde se encuentra el espíritu de Dios, es decir, esa sabiduría capaz de distinguir entre lo importante y lo accesorio y también el amor más allá del puramente romántico, que también es imprescindible, hacia la posibilidad de darlo todo. Con estos pensamientos vamos a disfrutar de la Semana Santa no sólo como tiempo de ocio y vacaciones sino también
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