Alarma social por el AVE

Toda clase de comentarios se han generado en nuestra provincia como consecuencia de la fricción entre las distintas Administraciones por la cuestión del Soterramiento, imprescindible para la posible llegada del AVE a la capital. Llevamos muchos años de lucha que se remontan a los 90 del pasado siglo y, como decía aquella canción, con Almería la vida sigue igual. A la Asociación de Amigos del Ferrocarril, a la Mesa del Tren y a distintos organismos y ciudadanos almerienses nos eternizan con promesas incumplidas. Han sido ya muchos artículos exigiendo una infraestructura vital para una ciudad en continuo crecimiento, sobre todo agroindustrial y turístico, cuyo gran problema sigue siendo el mismo, después de tantos años y tanto engaño, la falta de comunicaciones dignas. Este último año tanto la Secretaria de Estado como el Ministro de Presidencia llegaban a Almería para sorprenderse de que estuviésemos alarmados y daban seguridad plena de que el AVE llegaría en 2026. Los distintos gobiernos de nuestro país (a excepción del avance que se produjo en las obras con la llegada al Ministerio de nuestro paisano Jesús Miranda Hita) nos han mentido siempre ignorando la dignidad de los almerienses, pero éste último Gobierno se regodea ya con el tema. Tenemos que presionar al Gobierno Central tanto desde los órganos de poder locales y regionales como desde la ciudadanía porque tengo la sensación de que este conflicto del Soterramiento puede ser la excusa perfecta que están buscando para, después del año electoral, volver a cambiar la fecha y alargar las obras hasta la siguiente década. Por otra parte, desde la Junta de Andalucía parece que, en estos últimos años, el trato con nuestra provincia ha cambiado y han tomado conciencia de que existimos. Sin embargo, también ha surgido el tema del AVE entre Sevilla-Málaga (que es una buena noticia) pero el almeriense se siente dolido y postergado pues creemos que todos los esfuerzos de la Junta deben mirar a Almería como prioridad ferroviaria. No queremos más desagravios con el resto del Estado sino un trato de igualdad.