Me pregunto qué parte de la frase "no hay dinero" no ha terminado de ser entendida por los convocantes de la multiprotesta educativa celebrada ayer en toda España. Conozco y no discuto el discurso de la importancia de la educación como valor de futuro y su trascendencia para el desarrollo y el progreso; lo mismo podría decirse de la sanidad o de tantos otros sectores. Lo que ya no acabo de entender es que quienes sostienen esta incontestable línea argumental crean que la huelga es el camino de las soluciones. ¿De qué ha servido la movida de ayer o la que puedan montar mañana o pasado mañana si, como digo al principio, no hay dinero para seguir sosteniendo el modelo tal cual lo conocemos? Y si hablamos de la epicéntrica educación tocamos un punto sensible porque en vista de los resultados (la constatación del paupérrimo nivel de los alumnos del sistema público se refleja año tras año en las diferentes encuestas oficiales, sin que se den movilizaciones de protesta o indignación) el modelo que conocemos dista mucho de ser no ya perfecto, sino simplemente aceptable. Por lo tanto, no parece descabellado intentar optimizar los recursos para ver si, por lo menos, el desastre nos sale más barato. Por injusto e incómodo que resulte, o trabajamos más ganando menos o acabamos bailando el sirtaki del desmorone. ¿No han pensado los convocantes de la huelga que si no se mete la tijera llegará el día en que no puedan seguir cobrando las nóminas? Por cierto, que si muchos de los jaleadores de esta huelga política en defensa de la enseñanza pública dijeran dónde estudian sus hijos, íbamos a bailar, pero de risa.
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