La Comedia del Arte y el arte de la Política

La Comedia del Arte y el arte de la Política

Pedro Manuel de La Cruz
01:00 • 27 may. 2012

Este periódico publicaba el domingo pasado dos titulares que revelaban con nitidez la situación por la que atraviesa la política almeriense en los últimos meses. El primero abría página y hacía referencia a que Jorge Cara y Fernando Martínez se perfilan (se postulan o, quizá mejor, los postulan) como próximos delegados del Gobierno en Almería. El segundo iba al pie y constataba el aniversario de cien días sin delegado/delegada en la Consejería de Bienestar Social e Igualdad.


Ahora que la presencia de almerienses en el consejo de gobierno es nula y que las perspectivas para los segundos niveles se antojan sombrías- la provincia con la agricultura más rentable y moderna de Andalucía sólo aspira a algún puesto de tercer nivel en la macroconsejería- es normal acercarse al interés informativo desde el territorio doméstico. Acabo de escribir territorio y acabo de pensar si no es más acertado escribir interés.


La duda viene motivada porque desde la noche del 25 M el argumento más presente  en  los delegados de la Junta es su futuro. No es una crítica. Como seres humanos y como políticos es inevitable que una parte de sus pensamientos de hoy lo dediquen a reflexionar sobre dónde estarán mañana.




La reorganización anunciada por la disminución de delegados provinciales a seis, la figura aún  indefinida- de qué y para qué- de los coordinadores de área y la guerra interna que corre por las alcantarillas de un partido en el que el poder todavía no está definido en qué manos reales está: Sánchez Teruel reina pero otros le quieren gobernar (cosa distinta es que él los acabe manejando a todos), todas estas circunstancias, digo, propician un escenario lleno de personajes capaces de representar el espíritu del Nobel  Jacinto Benavente en “Los intereses creados”.


Sánchez Teruel se encuentra estas semanas en medio de aquellas dos tragedias que hay en la vida y a las que se refirió el también Nobel Bernard Shaw: una, no lograr aquello que ansía el corazón; la otra, lograrlo. El líder del PSOE está en la segunda. Tiene que elegir y elegir es descartar; y descartar es dejar amigos de ocasión en la carretera, un terreno más que propicio para el rencor. 




La continuidad en un poder que se consideró perdido y la incertidumbre sobre quienes serán los elegidos para las delegaciones y áreas provinciales mantienen un estado de inquieta quietud en el que nadie se atreve a moverse por miedo a no salir en la foto. Todos se mueven pero nadie se atreve a expresar una idea y, mucho, muchísimo menos, una queja. El alborozo con que el PSOE almeriense recibió el reconocimiento a la capacidad de sus militantes, quedando fuera del nuevo gobierno, sólo es comparable con la adaptabilidad al patrón del administrador de “Los santos inocentes”.


Pero si algo ha demostrada esta tranquila intranquilidad, este dontancredismo pragmático en el que la quietud es directamente proporcional a las posibilidades de permanencia es que la vidas sigue fluyendo con ritmo.




Tres meses sin politic@ al frente de Bienestar Social no ha supuesto una disminución en los niveles de funcionamiento de la delegación. La maquinaria administrativa ha continuado funcionando con normalidad y los medios de comunicación no hemos recogido queja alguna sobre dilación en la tramitación de solicitudes de ayuda, deterioro en sus servicios o relajación en sus numerosas prestaciones. 


Con el párrafo anterior no pretendo en modo alguno desdeñar el trabajo de los políticos. Al contrario. El argumento me sirve para sostener q


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