La historia de Cuevas del Almanzora anda indisolublemente unida a las explotaciones mineras de su Sierra de Almagrera. De sus entrañas sacaron provecho cartagineses, romanos y árabes. Pero no fue hasta 1838, con el hallazgo del filón de plomo argentífero del Barranco del Jaroso, cuando la minería convertiría al municipio en motor económico de la provincia. Desde el comienzo de la explotación de la mina "Carmen", y durante más de medio siglo, Cuevas fue un gran centro de producción minera, del que sacaron provecho un grupo de avispados industriales locales, primero, y después inversionistas venidos del norte de España, Gran Bretaña y Francia.
La actividad minera de Cuevas es un campo abonado para el estudio en sus distintas variantes. El progreso industrial en medios de explotación y transporte mineros no se entiende sin las innovaciones desarrolladas en Almagrera y Las Herrerías. Pero también se valora lo que supuso en los aspectos económico y social. Andrés Sánchez Picón es toda una autoridad en la materia. Su libro "La minería en el Levante almeriense (1838-1930). Especulación, industrialización y colonización económica" es ya un clásico.
Enrique Fernández Bolea ahonda en las investigaciones de Sánchez Picón y aporta nuevos datos, documentos y frentes de desarrollo. Su obra "Sierra Almagrera y Herrerías: un siglo de historia minera" (Arráez Editores, Mojácar, 2012) no sólo tiene la virtud de que tiene la autoría de un cuevano, conocedor como nadie de la idiosincrasia local, sino que supone un compendio, minuciosamente detallado e ilustrado, de todo lo que la minería supuso para el término de Cuevas, su comarca y la provincia. La impronta de Juan Grima da el toque a una cuidada edición. Hermoso libro, en fin.
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