‘Las mil y una noches’, es “lo contrario del dogma, un texto abierto y recompuesto”, en el que se encuentran las claves, entre otros grandes “misterios”, del problema de la emigración actual, porque como dice uno de sus relatos: “el mundo es la casa de los que no la tienen”. Con estas palabras hacía referencia Juan Goytisolo a los residentes extranjeros, en una entrevista publicada en el diario ‘El Mundo’. Almería, tierra de fronteras, actualmente se enfrenta a unos de sus mayores retos humanitarios. En Tierras de Almería, en particular, estos días se están derribando chabolas de residentes extranjeros, sin orden judicial, y con el apoyo de las fuerzas del orden público. Con una excavadora de demolición, están derribando la infravivienda, dicen que sin moradores, y abandonadas. Si se derriban por la mañana, es normal que no haya moradores, puesto que estos se encuentran trabajando en los invernaderos, motores de nuestra economía; y cuando los moradores han estado presentes, no se ha dejado opción para recoger los enseres: han sido detenidos, apaleados o incluso heridos. El Subdelegado de Gobierno prometió a los diferentes colectivos que conforman la Plataforma por los Derechos y Justicia Social, que sólo derribarían las desocupadas. El Ayuntamiento de El Ejido, por su parte, fundamenta responder las peticiones de los propietarios, y alega normas higiénicas y sanitarias; también se comprometió a no demoler nada sin haber buscado alojamiento digno a las familias que allí viven. Este municipio, se empeña en liderar acciones deshumanizadas. ¿Qué se puede esperar cuando hubo permisividad en la pintada: “menos moros y más rusas”, y que sigue rondando en nuestras cabezas? Nos estamos convirtiendo en expertos en guardarla bajo tierra, como las avestruces, y no queremos ver las condiciones indignas en la que viven, sin acceso a electricidad, ni agua corriente, lejos de los servicios públicos y de los espacios de convivencia. Las administraciones deben de comprometerse en este sufrimiento, no pueden estar deshumanizadas. Han de actuar, sí, pero con implicación moral. Según el informe de Women’s Link Worldwide (WLW), miles de mujeres inmigrantes sufren la prostitución y la trata. Están esclavas ocultas por los plásticos de los invernaderos; estas mujeres son también invisibles para la administración y la sociedad. El informe hace referencia a las mujeres que habitan en las desposeídas Tierras de Almería, la cuales, se autodenominan las “chicas de las fresas”.
Día sí, día no, llegan a nuestras costas pateras con hombres, mujeres y niños aterrados en un viaje infernal, en el que buscan un mundo mejor. Según ACNUR, unas 1.400 personas han fallecido en las aguas del Mare Nostrum intentando alcanzar la costa europea. En esta tragedia silenciosa, no podemos ni debemos apartar la mirada, ya que es una descomunal tragedia e injusticia entre la raza humana. Nosotros, los españoles, ya hemos padecido la tragedia del éxodo, y la estamos volviendo a padecer, así pues, no nos deben de ser ajenas estas historias llenas de desesperanza, y abandono. Ahora, además, nos cebamos con los más débiles, poniendo, por ejemplo, corta pisas al acceso sanitario. Tenemos que entender, que entre todos formamos parte de un mosaico, como piezas de diferentes colores y tamaños, pero que todos juntos formamos una obra de arte.
Consulte el artículo online actualizado en nuestra página web:
https://www.lavozdealmeria.com/noticia/9/opinion/33023/el-mundo-es-la-casa-de-los-que-no-la-tienen