El espaldarazo

Nada más saberse los resultados de las elecciones gallegas (las del País Vasco fueron otro cantar) los portavoces del PP así como sus voceros mediáticos concluyeron unánimes que significaban un espaldarazo a la política nacional que estaba llevando Rajoy. Mayoría absoluta pero con menos votos para Feijóo; hundimiento del PsoedeG; bajón del BNG y nuevo impulso del grupo de Beiras con ayuda de IU. Se trataba a todas luces de unos comicios regionales. Rubalcaba había intentado sin éxito nacionalizar el asunto y pedirle cuentas a Rajoy. 

Por otro lado Feijóo utilizó la estrategia del alejamiento de su presidente por si le llegaba el  estruendo social de los recortes. Sabemos lo que sucedió y no hay que darle más vueltas. 

Los resultados se entienden mucho mejor en clave regional, no como espaldarazo nacional a la política del partido y aunque no podamos negar que han resultado un balón de oxígeno. Para que tuviera razón la Cospedal tendría que haber acallado todas las voces que hoy se levantan en todo el país. A saber: Hoy se discuten los presupuestos  y la oposición presenta once enmiendas a la totalidad; los jóvenes rodean en protesta el Congreso; los médicos y enfermeras se echan a la calle; ya lo hicieron antes los funcionarios, los investigadores, los estudiantes  universitarios, los obreros y los sindicatos que tienen anunciada la segunda huelga general.  Imposible decir,  por tanto, que todo sea una balsa de aceite por el hecho de haber triunfado en Galicia sobre un candidato socialista irrelevante y sobre otro par de ingenuos por muchos años que lleven en la política.