Os recibimos con alegría

Os recibimos con alegría

Jose Fernández
21:20 • 06 nov. 2012

Es muy probable que a estas horas usted ya conozca el resultado de las elecciones en los Estados Unidos. No es mi caso. Eso sí: mientras escribo estas líneas, la radio y la prensa españolas crepitan con intensidad comparando a los dos candidatos en liza y pidiendo a los tertulianos que tomen partido por uno u otro, tratando de dilucidar así cuál de las dos opciones podrá resultar más favorable a los intereses españoles. Americanos, os recibimos con alegría, etcétera. 


Apenas una semana después del animado debate sobre la colonización cultural norteamericana del Jalogüín y todos sus muertos, el meticuloso seguimiento de la campaña presidencial en USA nos ha hecho acabar hablando de New Hampshire con la misma familiaridad que empleamos para hablar de Nueva Almería. No es que ignore o desprecie la trascendencia de estas elecciones y su significado en el panorama internacional. Simplemente creo que el admirable concepto de “aldea global” se estropea cuando nos escoramos más hacia lo primero que a lo segundo. Y así, prestamos más atención a desentrañar las peculiaridades del enrevesado sistema electoral vigente en los Estados Unidos que a explicar la no menos chiripitifláutica Ley D´Hont y su aplicación en el sistema electoral español. La consecuencia es que, llevados de un creciente paletismo global, terminamos por entender mucho mejor el reparto los 538 votos electorales de los 50 estados y el Distrito de Columbia que el modo de elección de diputados, senadores y concejales en España. Y así no nos debe extrañar que luego mucha gente piense que nuestra democracia no funciona y que por eso hay que tomar o rodear el Congreso. 







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