¡Anda mi madre! El comunismo otra vez. Lo dice Vattimo, el gurú intelectual que patrocinó el pensamiento débil. “ Solo un ideal fuerte, como el comunismo, podrá salvarnos”, dice . Si esto fuera así se encendería de nuevo aquella utopía que hizo soñar a muchos millones de parias del mundo y que acabó como acabó. Y no solo a los parias movilizó sino también a los intelectuales y a los que trabajan por la igualdad de los hombres. Pero también vuelven otras cosas. Vuelve el pensamiento reaccionario, los enemigos de la democracia, el economicismo como sustituto de la verdad, y en su misma ola negra, el aumento de la pobreza, el despìdo libre, el derrumbamiento de la estado del bienestar, vuelve la religión a la enseñanza, el abandono de lo público, la explotación del hombre por el hombre, en suma. Leo estos días a Mijail Schólojov quien describió muy bien aquellos primeros combates de rojos contra blancos, o lo que es lo mismo, de cosacos contrarrevolucionarios contra los primeros comunistas a las orillas del Don. No puedo resumir en un par de líneas miles y miles de páginas, baste decir que el resultado fue una inmensa carnicería. La celebración del Aniversario de nuestra Carta Magna nos debiera impulsar a leer sus primeros párrafos que hablan de soberanía popular y de democracia social. Hacerlo cuando estamos con el pie en el estribo para irnos de vacaciones, sea a la sierra o sea al mar; hacerlo en un clima de paz y con la firme esperanza de que no volverán los horrores de la guerra civil, bien vale que reflexionemos y tratemos de solucionar nuestras discordancias del modo más racional posible. Ahora bien, si han de hacerse reformas a la Constitución háganse en buena hora lejos de aquel clima de enfrentamiento que no terminamos de enterrar.
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