Gordo y espumoso

Gordo y espumoso

Jose Fernández
22:55 • 22 dic. 2012

La Asociación para el Autocuidado de la Salud acaba de realizar un informe señalando que el empacho, el resfriado y la resaca son las dolencias más habituales durante la Navidad, debido a las alteraciones de los hábitos de vida que se producen durante estas fiestas. Tampoco creo que sea necesario establecer algún tipo de estudio científico o consenso sanitario para establecer que si después de trabajar te reúnes con los compañeros de oficina de cañas, y de las cañas se pasa a las combinaciones y de las combinaciones al folclore regional y la exaltación de la amistad, para acabar regresando a casa al día siguiente, lo normal es que ese día se pase sobre el sofá con sensación de muerte inminente. No tiene usted más que avanzar unas cuantas páginas y repasar brevemente la secuencia fotográfica de cenas y cuchipandas en las que muchos almerienses se inmortalizan gustosos en vías del desparrame etílico y triglicérico. Pero lamentablemente, esta meticulosa Asociación médica pasa por alto uno de los padecimientos más severos a los que nos enfrentamos los ciudadanos indefensos. Les hablo (con mirar las portadas de la prensa de hoy me entenderán fácilmente) de las imágenes habituales de la celebración espontánea de los premios de la Lotería de Navidad. Esas imágenes de felicidad reventona salpicada por descorches de cava semiseco y semicaliente y trasegado a toda prisa en vasos de plástico es, probablemente, uno de los momentos más duros de cada Navidad. Las imágenes de gente mostrando su décimo al fotógrafo, mientras del pelo les gotea jovialmente el espumoso derramado por los vecinos, perjudican severamente la salud. Al menos la mía. Y no piensen que escribo esto llevado por la envidia que me produce -un año más- el no haber resultado agraciado o favorecido por la fortuna. Escribo desde la serena melancolía que me produce pensar que quien así celebra una dicha sobrevenida difícilmente sabrá aprovechar su nueva situación financiera en cuestiones relevantes. De todos modos, más vale ver estas imágenes habituales que ver a habituales de la suerte haciéndose los sorprendidos porque, casualmente, les ha tocado la lotería… otro año más. 







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