¿Aprovecha Almería sus oportunidades?

¿Aprovecha Almería sus oportunidades?

Pedro Manuel de La Cruz
23:18 • 26 ene. 2013

La celebración el pasado fin de semana de la Intermunicipal del PP en Almería ha servido para poner El Toyo -mejor, para volver a poner el centro multiusos de El Toyo (los socialistas ya lo habían hecho con su congreso regional de junio)- en el mapa de los escenarios más funcionales  para la celebración de convenciones y congresos. Han sido dos cumbres políticas de amplio impacto mediático, pero no han sido las únicas actividades celebradas allí. Desde su reapertura en noviembre de 2011 ha acogido doce eventos y, para este año, ya hay programados  ocho. No está mal; o no sólo no está mal, es que está fantástico. 


Después de seis años de óxido en las cerraduras y olvido en la memoria la ciudad ha recuperado un espacio que parecía condenado a la inactividad. Sucede muchas veces. Tenemos las cosas tan cerca que acabamos por percibirlas tan lejos que caemos en el error de considerar inservible lo que nos puede ser extraordinariamente útil.


Menos mal que la crisis (algo tenía que tener de bueno) nos puso los pies en la tierra y el proyecto multimillonario del palacio de exposiciones y congresos a diseñar por Norman Foster en el recinto de la antigua feria no traspasó los límites ilusionados de la quimera.




La presentación de una idea debe ser saludada desde el interés porque una gran marcha comienza siempre con un primer paso. De aquella ilusión el tiempo ha demostrado que hubiese sido un error de dimensiones colosales haberla hecho realidad. En una tierra yerma de proyectos no es censurable quien se afana en tenerlos y quien se arriesga a exponerlos. Nunca critiqué (al contrario) a Diego Cervantes por su defensa del proyecto de soterramiento de Leyra y Bustinduy y nunca criticaré a Venzal por haber tenido la idea del palacio de Foster.  Luego la realidad acaba imponiendo sus condiciones, pero no desdeñemos nunca la capacidad de generar ideas. Aquel imaginario arquitectónico se desmoronó con el primer viento del sentido común y, años más tarde, ha sido ese mismo viento el que ha quitado las telarañas del centro de El Toyo.


Almería es hoy una capital y una provincia con capacidad para organizar cualquier tipo de evento que no traspase las dimensiones de lo extraordinario. El Palacio de Exposiciones de Aguadulce, el centro multiusos de El Toyo y los magníficos teatros - auditorios de la capital, Roquetas, Vícar y El Ejido son excelentes ejemplos de una oferta incuestionablemente atractiva. Sólo hace falta revalorizarlos.




 Ahora ha sido el centro multiusos de El Toyo pero hay otros ejemplos que ratifican tan improductivo comportamiento, tan errónea consideración. ¿Alguien puede afirmar  que los almerienses estamos explotando todas las posibilidades que tienen el contar con miles de hectáreas de parques naturales? ¿Cómo podemos contentarnos con la brevedad estética  de un atardecer en el mayor desierto de Europa y no aspirar a encontrar en la belleza de su aridez una fuente de ingresos turísticos permanente?   ¿Por qué nos contentamos con ser solo la provincia del sol cuando también podemos ser la de la luna, convirtiendo el Calar Alto, sin perturbar su actividad científica, en una zona privilegiada de observación para los miles y miles de adictos a la astronomía que hay en Europa?


He citado solo algunas oportunidades, pero seguro que, si nos ponemos a pensar, todos estas oportunidades se verían aumentadas de forma más que notable. Almería tiene que pensar en sus posibilidades y aplicar en el desarrollo de las mismas todo su esfuerzo. 




Somos un territorio por explotar, en la acepción más noble de la palabra. Solo hace falta ponerse manos a la obra y aplicar siempre el sentido común. Hay cosas que parecen estar muy lejos, cuando realmente están tan cerca.



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