Por estas fechas, con el frío blanco sobre nuestras sierras, en el interior de nuestra provincia se habla de las parras de Terque, lo escasa que ha estado la cosecha de la aceituna y el precio de la naranja. La que no roban esos amigos de lo ajeno que se pasean por nuestros pueblos. Se pierde dinero. Hasta con la mandarina, que siempre ha tenido un comportamiento mejor, lleva unos años que no levanta cabeza. No es extraño escuchar que se van a arrancar los naranjos. El problema es decidir que se planta. Algunos están pensando en las higueras. Dicen que el higo mantiene un buen precio a lo largo de toda la campaña. Pero es de suponer que si mañana llenamos los campos de higueras el precio se puede ir por las alcantarillas. Y mientras los sindicatos levanta la voz y los agricultores se arruinan ¿a qué se dedican nuestros políticos? Eso, ¿a qué se dedican? Sería importante saber lo que están haciendo por el interior de una provincia que se nos muere cada día un poco más. Desde que José Luis Aguilar se inventó el tema de las parras en Diputación, sólo hemos oído hablar de parches, jamás de una solución más o menos viable. La Junta tiene atadas las soluciones urbanísticas, la diputación está pensado en Fitur pero sin aportar una solución al turismo del interior, los ayuntamientos tienen las manos atadas con tantas trabas como les impone el férreo control de la Junta sobre su territorio. Y los viejos y jubilados viendo como sus fincas se quedan en baldío, sin nadie que las trabaje por falta de rentabilidad y sus jubilaciones cada vez más bajas. Siguen soñando con la época de la uva. Pero aquellos sueños no volverán a ser realidad.
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