Existe una ley periodística no escrita, ni tan siquiera fotocopiada, que marca la exclusión informativa de los suicidios, acaso como muestra de respeto sobre la última decisión que toman voluntariamente los protagonistas de tan triste no-noticia. Diariamente son muchas las personas que adoptan esta irremediable medida aunque no siempre aparecen consignadas como noticia, porque las razones del suicida no deben pertenecer al dominio público. Sin embargo, asistimos últimamente al despliegue del foco informativo sobre casos concretos de muertes voluntarias, estableciendo una indudable relación causa-efecto entre los avisos de desahucio y los fatales desenlaces. Sorprende la capacidad introspectiva de algunos periodistas capaces de bucear en los recovecos de la mente de una persona que termina ultimándose como respuesta a una situación de estrés, determinando de modo indubitable que los problemas bancarios han sido los causantes del suicidio. Y en ocasiones parece que la prudencia y los filtros profesionales que habitualmente se aplican a este tipo de hechos saltan por los aires cuando se trata de buscar un titular de impacto de esos que gustan tanto a los que luego se les llena la boca criminalizando a los bancos. Una cosa es que convenga corregir el modelo hipotecario español, tan similar por cierto al de todos los países de nuestro entorno, y otra que se quiera trasladar la idea errónea de que la simple dación en pago de la vivienda bastaría para evitar suicidios. Seamos más prudentes, porque lo verdaderamente suicida es no tener la cabeza fría a la hora de establecer las relaciones de causa y efecto entre una cosa y otra.
Consulte el artículo online actualizado en nuestra página web:
https://www.lavozdealmeria.com/noticia/9/opinion/38508/causa-y-efecto