Asistimos, Corren malos tiempos para todo, incluso para la Ciencia. El socorrido argumento de los recortes ha puesto en la picota una privilegiada atalaya almeriense para la observación del firmamento: el Observatorio Astronómico Hispano-Alemán de Calar Alto, un centro científico que ofrece una larga trayectoria de más de 35 años con un denso registro de datos y cifras que ahora se quieren ignorar para descafeinarlo o decapitarlo. Al margen de la incidencia que ello puede tener para el medio centenar largo de empleados directos de Calar Alto, por no detenernos en los negativas consecuencias que repercutirían en el ámbito científico e investigador. Este referente mundial de astrónomos e investigadores nació al inicio de los años 70 con una inversión inicial de 250 millones de marcos alemanes occidentales. En esta fase inicial, la Administración Española no tuvo que aportar ni un duro. En 1975 comenzó a funcionar el primer telescopio del Observatorio con un reparto de tiempo muy desigual: España, el 10%, y Alemania, el 90% restante. Evidentemente, la inversión fue proporcional: Alemania casi todo, España casi nada. Estas condiciones se modificaron con el convenio actual, vigente hasta finales de año, que se firmó en 2004. El reparto de tiempos es equitativo para cada socio, pero la aportación económica difiere: Alemania, el 63%, con 2,5 millones de euros al año y España el 37%, con 1,5 millones de euros. Como presupuesto adicional para el desarrollo instrumental cada socio aporta 300.000 euros en forma de proyectos tecnológicos.
Si nadie lo remedia
Con estos datos, el total del promedio anual de gasto para el funcionamiento del Observatorio es de 4 millones de euros, con una aportación por parte de Max Plank de 2,5 millones, y de 1,5 millones del CSIC. Esta inversión española se recupera en 1,2 millones, dado que la empresa Calar Alto, como tal, hace frente a las obligaciones de cualquier sociedad mercantil - IVA, IRPF y demás cotizaciones-, por lo que, en realidad, el coste neto para la Administración española es solo de 300.000 euros. El nuevo convenio 2014-2018 está acordado y firmado. El Observatorio debe funcionar con 3 millones de euros anuales. La aportación española está aprobada y su correspondiente compromiso de gasto también. A partir de 2019 Alemania dejaría de ser socio de la empresa, pero podría comprar tiempo y pagar por él, con lo que sería más un cliente externo que un co-propietario, aunque no hay nada oficial al respecto. Lo que sí se sabe es que el CSIC propone no cumplir, incluso, el acuerdo vigente este año y plantea recortes de entre el 70 % y el 100%, es decir el cierre total de las instalaciones. Si nadie lo remedia, la comunidad científica perderá un valioso centro investigador y Almería se quedará sin una de sus más valiosas joyas, la del Observatorio de Calar Alto.
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