Si no fuera por la minuciosa e inolvidable descripción (pequeño, peludo, suave…) que Juan Ramón hizo del burro Platero, no caería yo en el desacato de comparar la figura del entrañable cuadrúpedo con la de la parlamentaria de IU por Almería, Rosalía Martín, pero después de ver su algodonosa manera de pasar la mano por encima del lomo de este primer año de gobierno bipartito PSOE-IU, no pueden caber dudas acerca del dulce momento que vive la nueva poesía andaluza. Fíjense si sería golosa y suave a la hora de explicar en el Parlamento el balance anual de esta doble, pero singular conjunción de intereses en el gobierno andaluz, que la también parlamentaria socialista almeriense, Adela Segura, se levantó del escaño y le plantó un beso. Besadora y besada formaron, pues, una impagable imagen parlamentaria que resume la alianza de voluntades progresistas en un gobierno que, después de leer el sosegado y austero balance que ha hecho del mismo la delegada del Gobierno de la Junta en Almería, Sonia Ferrer, más se parece a ese otro famoso verso del inmortal onubense que decía: “La ladera era de miel/de oro encendido la viña/de oro vago el raso leve/del jaral de flores níveas.” Todo es soberbio, todo es fantástico y Andalucía es imparable. Ahora, que lo que también debe ser imparable es el estupor de los camaradas de compromiso y lucha, de los que corrieron de verdad y no de boquilla delante de los que soltaban estopa griseando las calles, cuando ven a sus actuales dirigentes jugando a comunistas pijos y comiéndose los mocos (en algunos casos ya ven que de modo literal) con aquellos a los que, prometían, iban a regenerar por corruptos.
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