Sin verano

Las señales del verano, ya presente en bastantes de sus signos propios, son claras e inequívocas. Por la mañana, a las ocho entra la luz a raudales en tu habitación dejando atrás cualquier sombra de invierno.  Las alamedas se pueblan de pájaros cantores que  abren el escenario al  amor y la dicha. Lo mismo ocurre con las tardes soleadas y largas. Algunas familias primerizas huyen aún del agua fría, no así del sol sobre la arena. ¿Quién dirá    que no estamos a las puertas del verano? Pues miren ustedes, así lo dicen algunos meteorólogos harto miopes de tanto seguir las ciegas isobaras en el mapa. Y en base a estas noticias, no del todo científicas, los franceses toman buena  nota para fastidiar un poco más nuestro turismo y nuestra fiesta de los toros. Las gabachas prospecciones son más radicales; se atreven a afirmar que este año no tendremos verano. Como lo oyen. Oídlo turistas que llenáis nuestra calles de alegre colorido entre la paella y la visita al museo. Oídlo artistas de la marca España recién venidos de Bruselas donde acabáis de poner una pica en Flandes. Este año el verano desaparece por decreto. Un poquito de guasa nunca viene mal. Paso a lo del IVA con  los artistas. Aumentar del 8% al 2l% se ha demostrado un disparate. El Gobierno, además de no recaudar más, se ha cargado gran parte de nuestra industria cultural. Y ahora llaman a los artistas más esquilmados para que den la cara que les queda sin partir en los foros internacionales. Necesitamos convencer la gente de por ahí fuera que  ésta no es la España de la faca y el botijo, devota de Frascuelo y de María. ¿Por qué no llaman a Bárcenas  en vez de quererlo ocultar como un infecto golondrino debajo del sobaco del PP? Se sabía que en cuanto hubiera  el menor signo de creación de  empleo, el Gobierno montaría la verbena en mitad de Europa. A eso va Rajoy con todos sus ministros. Por mí, suerte y a esperar al mes que viene.