Ahora resulta que los males de la burocracia española, denunciados por Larra en su célebre artículo “ Vuelva usted mañana” eran grasa administrativa, o lo que es lo mismo, obesidad natural que acompaña a los funcionarios luego de aclimatarse en el cómodo sillón del carguito público.
Si en aquel tiempo ya había gente incompetente y como de relleno en la ventanas únicas y no únicas del Estado, qué podríamos decir ahora cuando los partidos turnantes han hecho desfilar sus manadas de búfalos por encima de nuestro dinero. Un momento: la transición descubrió que había que descentralizar el régimen dictatorial y acercar el poder a las regiones.
No bien han trascurrido treinta años y ahora toca hacer el camino de vuelta. Quién mejor que el PP, partido que tuvo sus más y sus menos con la democracia, para aprovechar los recortes de la crisis y el compromiso con UE para llevar a cabo la reforma administrativa. Estas vacaciones habrá que encomendarse a Sáez Santamaría y meter en la maleta un tocho de 252 páginas bajo el titulo de “Reforma de la Administraciones públicas”. No todas las reformas son buenas ni todas se cumplen inmediatamente pero existe la urgencia de terminar con las duplicidades existentes y las oficinas vacías.
También esto puede ser una coartada semioculta para poner freno a la descentralización autonómica. Hay quien dice que la reforma debería comenzar por la administración central ante de iniciar el desguace en los gobiernos de las distintas regiones. Y se sabe que la CORA, o sea los individuos de la comisión que han elaborado el informe son todos centralistas, con lo cual los representantes de las autonomías pueden sentirse, en el mejor de los casos, convidados de piedra.
Dice Artur Mas, primera vez que lo cito, que “el Gobierno da todas las lecciones, pero los deberes no los hace”. Tiempo al tiempo y a ver cómo sale esta reforma de las administraciones. A ver dónde van tantos cargos que ahora pueden quedar en el aire. Y sobre todo, a ver cuánto nos ahorramos con ella cuando el monte alumbre el ratón autonómico.
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