Mientras la candidata y los candidatos socialistas recorren Andalucía haciendo como que recogen avales y apoyos entre la militancia, lo que más llama la atención de estas elecciones primarias que acaba de sacarse de la manga el PSOE no es que su desarrollo y resultado esté trucado de antemano, sino que las elecciones, en sí, son el verdadero truco que quiere hacerle el PSOE a los andaluces. Lo cierto es que el PSOE, partido que gobierna la Junta de Andalucía en un pacto bipartito con una coalición radical, está más pendiente del futuro personal y judicial de sus cargos más representativos que en generar condiciones de bienestar y creación de puestos de trabajo en una comunidad que presenta el 37% de desempleo.
Ocurrencia
En ese estado, al todavía presidente Griñán no se le ha ocurrido mejor cosa que anunciar que no se piensa presentar a las próximas elecciones autonómicas, dejando marcadas ya las cartas de su sucesión política e institucional. Esta huída hacia delante, pues no cabe otra forma de interpretar una decisión semejante cuando los sumarios abiertos le van cercando día a día y aún quedan tres años de legislatura, está generando un espectáculo políticamente indigno e impresentable, con candidatas ungidas de antemano que se pasean entre los aplausos de quien antes la habían tildado de las peores cosas que se le pueden decir a un político, y candidatos a la fuerza que se lamentan de las zancadillas y puñaladas que el aparato del partido les está poniendo en su disciplinado y sacrificado camino.
Burla
Pero esa no es la única burla que el PSOE está haciendo con los andaluces. En los últimos días hemos asistido al bochornoso espectáculo de ver a la Junta de Andalucía anunciando y renunciando a pagar con el dinero de los andaluces la defensa de los presuntos ladrones de los ERE fraudulentos.
En un síntoma de esquizofrenia política sin precedentes, el PSOE pretendía ser, a la vez, denunciante, acusador y defensor de imputados. Y por no faltar a su cita semanal con el descrédito, la coalición socia radical del PSOE, Izquierda Unida, sigue aferrándose al clavo ardiendo del poder sin que la vergüenza de haber renunciado a sus promesas de regeneración y adecentamiento del panorama andaluz le quemen las manos.
Y como no tienen pudor, no dudan en protestar por la paralización de su decreto expropiador de viviendas, mientras su líder Valderas se aprovecha del desahucio de un vecino. Con todo este escenario, se comprueba que lo de las primarias no es más que un truco, otro más, para desviar la atención.
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