De verdad, ¿les interesa la cultura?

De verdad, ¿les interesa la cultura?

Kayros
23:02 • 15 jul. 2013

Continúan las lamentaciones sobre  el CSIC que puede irse al garete, como dice Lora-Tamayo, por falta de presupuesto. Diez y ocho mil investigadores, entre funcionarios y laborales  con una mano delante y otra detrás, nos pueden convertir pronto en un país de servicios, o lo que es peor aún, en una maleta viajera al albur de    quien quiera contratarnos como material   sabio y barato. 


Y no es solo el Centro Superior de Investigaciones Científicas, también podríamos hablar del  21% por ciento del IVA aplicado a los productos culturales que lastra todo lo  que significa vida intelectual. Los editores se quejan de que no pueden hacer frente a sus ruinosos negocios. También disminuyen los espectadores del cine y del teatro para no hablar de las bibliotecas que no se crean o de las orquestas que desaparecen. La razón universal que suele esgrimirse desde el poder es que estamos en crisis,  aumenta el  gasto público y debemos ahorrar aunque falte para comer. Pero a la vista de los excesos que se comenten  para otras banalidades más o menos propagandísticas, la conclusión que uno saca es que  no les interesa la cultura. 


Desde que los emperadores romanos encontraron la fórmula de tener entretenido al personal, lo que llamamos de forma genérica cultura ofrece dos niveles bien claros y definidos:  el del espectáculo que no deja huella  y el que transforma la mente de la ciudadanía. 




No  es necesario  repasar esas campañas  veraniegas, tan repletas  de atracciones, fiestas y espectáculos, para darnos cuenta de lo que  queremos decir. Viene Julio Iglesias. Nadie  piense que la vida no seguirá igual después de gastarse  un buen dinero  por oirle.  En realidad cierta gente tampoco desea dedicar tiempo a pensar  mucho.  


A la  derecha programadora  de los gobiernos municipales le viene mejor que la cultura no sirva  de acicate al pensamiento para adquirir conciencia de dónde estamos. El ciudadano enterado y con conciencia de las cosas  que pasan a su alrededor molesta al poder establecido porque se vuelve crítico. Y mientras tanto, el Partido Popular le canta a su presidente aquello de Pablo Neruda: “Me gusta  cuando callas porque  estás como  ausente”.






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