El Estado destartalado

El Estado destartalado

Pedro García Cazorla
01:00 • 21 jul. 2013

Como decía Jaime Gil de Biedma: de todas las historias tristes, la de España es la peor, pues es una historia que siempre acaba mal.  La sensación de que nuestro estado se desmorona a cachos, cuando no de forma súbita, como si alguien hubiera puesto sobre sus cimientos cargas de dinamita o por utilizar una imagen más veraniega: que se derrite como la mantequilla expuesta al implacable sol. No es  la percepción aislada de unos cuantos pesimistas y amargados, es más bien una opinión generalizada y un mal estado de conciencia, para un pueblo cada vez más descreído en el que empieza a arraigar la idea de que asistimos o estamos en presencia de una estafa monumental. 


Uno de los pasos cualitativos en esta carrera de velocidad hacia el derrumbamiento, es el colapso de las apariencias. A nadie se le escapa que si el Presidente del Tribunal Constitucional, el Sr. Pérez de los Cobos, ha llegado a la presidencia del órgano, que es el máximo intérprete de la constitución, ha sido por su sintonía con el partido que le ha permitido encumbrarse, pero el PP esgrimiría su reconocido prestigio profesional y méritos jurídicos y el candidato tiraría de su imparcialidad para acceder al cargo.  Esa dualidad hipócrita, cumplía con las formas y las normas del tablero político y el diluido o falso juego democrático. Por ello tuvo que mentir y ocultar su militancia en el PP, Francisco Pérez de los  Cobos, cuando compareció ante la comisión del Senado, que indagó sobre sus cualidades e idoneidad para ostentar un cargo de máxima relevancia en el organigrama del Estado. 


 




Bárcenas Pero la imparable carcoma del caso Bárcenas, ha demostrado que  militaba antes y después de su nombramiento, aunque quizás  lo peor de todo lo que ha hecho el insigne jurista, ha sido pagar las cuotas como un militante serio y comprometido, si se hubiera abstenido de pagar esos 35 euros anuales, con los que logra financiarse su partido nadie sabría hoy lo de su simpatías tan turbias para su intachable neutralidad. 


Algo semejante le sucede a Mariano Rajoy, sí hubiera reconocido desde el principio los sobresueldos dentro de la cúpula dirigente de su partido, nadie podría en duda que Luis Bárcenas, quebró la apariencias para dejar de ser presunto delincuente a un chorizo confeso. Y ellos, simplemente eso,  unos políticos honestos y bien pagados para sacrificarse por España.   






Temas relacionados

para ti

en destaque