Me voy con la cabeza alta y los bolsillos vacíos. Ya será menos

Me voy con la cabeza alta y los bolsillos vacíos. Ya será menos

Juan Torrijos
23:22 • 13 oct. 2013

Don Pedro se va del ayuntamiento de Cantoria obligado por una sentencia lo que no es muy edificante y mucho menos para hacerlo con la cabeza muy alta. Se va obligado por una situación creada por él en el ayuntamiento de su pueblo que no se podía mantener por mucho tiempo. Si eso es hacerlo con la cabeza alta, usted verá, pero algunos no lo vemos así. Pero colores hay para todos los gustos. Lo de los bolsillos vacíos me lo puedo creer. Un sueldo, por muy grande que éste sea no deja de ser eso, un sueldo. Nadie lo quiere perder, cierto, y usted ha intentado mantenerlo con unas argucias que al final se han vuelto en contra suya.  Es posible que la justicia no haya hecho eso con Pedro Llamas, justicia, pero si al día siguiente de la sentencia hubiera cogido el hatillo y se hubiera marchado a casa, podríamos creernos, nos habríamos creído lo de que se iba con la cabeza alta. Pero no fue así. Se amarró a una concejalía del ayuntamiento para mantener el mando en su pueblo y por ende al sueldo de tres mil euros cada mes y eso, don Pedro, le perdió.  Ahora nos puede usted venir con milongas, mejor o peor cantadas, pero el crédito político lo perdió se ponga como se ponga. Con usted no ha quedado muy bien parado el secretario de su partido en la provincia, Javier Aureliano. “Usted sabía lo que tenía que hacer y lo haría”, dijo en un primer momento. Después tuvo que callar mientras oposición y medios le decíamos al señor Llamas que lo de quedarse como edil y con el mismo sueldo que tenía como alcalde no dejaba de ser una perversión de la política y un pasarse la decisión de la justicia por el forro de sus cataplines. Sabe lo que no me creo, don Pedro, que se haya marchado por su propia decisión. No me creo lo de que una presencia divina le vino a decir en sueños que tenía que dejar el ayuntamiento. Lo siento. Sé que no lo van a reconocer ni usted ni la dirección de su partido, pero alguien ha tenido que presionar o negociar con usted una situación que no era nada buena para el partido. Los que conocemos a Gabriel Amat, presidente provincial de su partido, sabemos que estas situaciones políticas no le gustan lo más mínimo, le ponen incomodo ante los representantes de los medios y a los pies de las críticas de la oposición.







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