Si usted está leyendo esto y no tiene la suerte de vivir en el casco histórico, en la zona noble de la Rambla -es decir, en la Avenida Federico García Lorca - o en el barrio de El Zapillo, sepa que dentro de muy poco no podrá, o no deberá, depositar la basura en el contenedor los domingos.
Esto es así porque el Ayuntamiento de Almería ha decidido que la nueva empresa adjudicataria del servicio de recogida de basura en la ciudad no tenga la obligación de hacerlo, dividiendo la capital, de esta manera, entre ciudadanos de primera y de segunda.
Incluso de tercera, si me apuran, en cuanto suban las temperaturas y parte de la ciudad desprenda el perfume de toda su incontinencia.
El resultado es que todos seguiremos pagando el mismo recibo pero no tendremos los mismos servicios.Si esto fuese, en lugar de un artículo de opinión, una performance audiovisual, en este momento se escucharía un sonoro aplauso para el Ayuntamiento por tomar una decisión tan arbitraria y que difícilmente van a entender los vecinos no agraciados con el sorteo de la recogida de los residuos orgánicos en su calle.
Coincidiendo con el inicio del amputado servicio, la nueva empresa concesionaria va a poner en marcha, según ha trascendido, una campaña denominada “Almería, nuestro ADN” con el objetivo de crear entre los ciudadanos almerienses un sentimiento de orgullo y pertenencia a la ciudad.
En fin, que se le pida a un vecino, al que no se le retirará la basura el domingo, que se tenga que sentir orgulloso de lo que le hace su Ayuntamiento y que encima tenga que hacer gala de almeriensismo con la política municipal parece una broma de muy mal gusto.
Hasta tal punto puede llegar la guasa que no me extrañaría que a alguien le diesen ganas de emular al ministro de Economía, Luis De Guindos, y lanzar su irreproducible exabrupto cuando, a preguntas de una periodista, fue cuestionado por si subiría la gasolina.
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