Han tardado lo suyo pero parece que al final los empresarios almerienses, tras sesudos análisis, reuniones y meses dedicados a la reflexión, han llegado a la conclusión de que el Gobierno no está haciendo todo lo que debe para impulsar el AVE entre Almería y Murcia.
Dos Presupuestos generales del Estado y el reiterado silencio del Ministerio de Fomento han hecho saltar las alarmas de la patronal almeriense que, ahora sí, le ve las orejas al lobo. Los datos hablan por sí solos: el pasado año, el Gobierno solo invirtió 25 millones de euros en estas obras a pesar de haber presupuestado 100. En 2014, aparecen recogidos otros 100 millones para el tren de Alta Velocidad que comienzan a pesar como una losa al PP.
La coalición que Asempal ha suscrito con sus homólogos de Lorca, tal y como recogía La Voz de Almería en su edición de ayer, vuelve a poner sobre la mesa el agravio al que se somete a nuestra provincia y, de forma indirecta, a nuestros vecinos de la localidad murciana que también reclaman la Alta Velocidad. Las desgracias unen mucho pero sobre todo cuando se pone de manifiesto que en otros lugares sí se están acelerando las obras y que aquí el único tren que vemos pasar parece sacado del NODO.
Con tramos finalizados, perfectamente visibles desde la autovía para que nuestra vergüenza aún sea mayor, lo que no parece lógico es esperar a que las obras concluyan en Murcia para que puedan reiniciarse en la provincia de Almería.
Si esta explicación ya es de por sí peregrina, mucho peor es que se defienda como el mejor plan por quien debería condenarlo. Falta coraje y sobra resignación en la derecha almeriense, apunto. Y resulta especialmente peligroso también si se tiene en cuenta que lo que no se haga ahora no contará con los fondos europeos que se han previsto para este tipo de infraestructuras, calificadas de prioritarias. Pero así estamos, muy cómodos subidos al guindo y sin perspectivas de caernos.
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