Uno entiende la proximidad electoral europea y la puesta en escena de los mecanismos habituales en los partidos políticos para captar votos y sumar adeptos, casi siempre desde el demérito del contrario y no desde el estímulo del propio ideario. Y lo malo no es que se abuse de esta coreografía repetitiva y mimética, sino que además se ha renunciado a buscar argumentos inteligentes y se pretende pescar votos con cebos tan ridículos que producen más piedad que risa. Y es que ya me dirán qué otra reacción puede provocar ver a un miembro del PSOE diciendo que las malas infraestructuras de Almería tienen aislada a nuestra provincia.
Si están aburridos, repasen la prensa de hace unos días y disfrutarán de unas descacharrantes declaraciones de un propio del PSOE que enviaron el fin de semana a hacer campaña poniendo el grito en el cielo por lo mal comunicada que está Almería. Y encima, sus compañeros de nuestra provincia haciéndole coros. Soberbio. El partido que ha gobernado España, Andalucía y Almería más tiempo y que más presupuestos ha manejado desde la recuperación de la democracia no debería (no digo que no pueda; hacer el tolili es optativo) atreverse a levantar este mensaje, pues cualquier almeriense es capaz de recordar el tiempo en el que ellos no sólo pudieron cumplir sus compromisos sino, además, dejar sentadas las bases para que la llegada de servicios costosos y de lento progreso, como el AVE, no resultaran ahora poco menos que imposibles. A cualquiera que, desde el PSOE levante esta bandera, el simple recordatorio del vergonzoso ejemplo de la A-92 en Almería (finalizada aquí con diez años de retraso) le obligará a arriarla con vergüenza. Con la de cantidad de cosas que se le podrían achacar al Gobierno para hacer campaña, no parece juicioso venir a quejarse de algo de lo que tú también eres responsable.
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