Mientras que la inteligencia es un condicionante natural, demostrarla es una opción de libre elección que puede activarse o no, a voluntad. Si el tonto calla nadie descubrirá sus carencias, pero si habla o se deja hablar al menguado, lo normal es que acabe sacudiendo a la sala con alguna necedad o despropósito.
Es una sencilla reflexión que se me ha ocurrido tras leer que la secretaria de Turismo del PSOE de Andalucía, Marisa Bustinduy, ha venido a Almería a quejarse de lo mal que están las comunicaciones. Sí, queridos amigos; otra descubridora. A este paso yo recomendaría al PSOE que alfombrase su sala de prensa con arena y palmeritas para que puedan recibir a toda esta manga de intrépidos que les envían desde Sevilla genuflexos y ataviados de guaraníes, para formar de ese modo una colorista escena como las que aparecen en los cuadros que representan la llegada de Colón a las Indias: Alba de América en la playa del Zapillo. Y es que ya me dirán si no tiene trópicos-tópicos que venga una señora desde Sevilla a decir que (copio textualmente lo publicado en prensa) “Almería está en una esquina, en un ángulo muerto en Andalucía en materia de conectividad en comunicaciones, algo que es fundamental para el desarrollo turístico”.
¡Sensacional descubrimiento! Como Rodrigo de Triana, esta señora ha avistado por primera vez la firme tierra de la esquina peninsular y lo dice con sorpresa, como si el partido que representa no llevase treinta años ininterrumpidos de gobierno en los que sus aportaciones para acabar con el síndrome esquinero de Almería han sido traer la A-92 con diez años de retraso, no haber sido capaces aún de terminar la redia del Almanzora o quebrar una compañía aérea. ¿Y viene a Almería a hablar de malas comunicaciones? Pues también son ganas de venir a hacer el indio.
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