Como decía un famoso anuncio de televisión, en las distancias cortas es cuando un hombre (o mujer) se la juega. Y no hizo falta esperar mucho tiempo para comprobarlo en el debate del pasado jueves entre los candidatos al Parlamento Europeo por el PP, Miguel Arias Cañete, y PSOE, Elena Valenciano, para que los espectadores nos percatáramos de que la experiencia, la seriedad y las propuestas reales del primero se imponían a un discurso memorizado en el que prácticamente no hubo propuestas concretas para Europa, dejando patente el poco conocimiento en esta materia de la candidata socialista.
Arias Cañete mostró la serenidad que le han aportado los años al frente de cargos importantes en política nacional y europea, mientras que a Valenciano le temblaba incluso la voz y su gesto rígido delataba que no se encontraba a gusto en un escenario en el que dependía de sí misma.
Al margen de los nervios del momento o de la soltura de uno u otro hay un aspecto mucho más objetivo a la hora de debatir sobre cuál de los dos candidatos y de los dos partidos resultó “ganador” y me estoy refiriendo a los datos. Datos como que 3.346.000 personas se fueron al paro en España en la última legislatura en la que el PSOE estuvo en el poder o que cuando en 1996 llegó el Partido Popular al Gobierno por primera vez había un 22,83% de paro y en 2004, cuando dejó la Moncloa, esa cifra había descendido al 11,08% y en 2011, cuando regresó nuevamente tras ganar en las urnas, se encontró con que el PSOE había hecho que el paro estuviese otra vez en el 22,85%.
Las cifras son frías, pero no mienten y Arias Cañete supo trasladarlas a los españoles, al igual que las propuestas concretas para Europa que harán que nuestro país continúe en la buena dirección. Valenciano, sin embargo, tiró de manual y se dedicó a trasladar dos o tres mensajes en los que su equipo le aconsejó hacer hincapié. Y se acabó.
Al margen de vencedores y vencidas, creo que estos cara a cara son muy enriquecedores y ayudan a los ciudadanos a conocer un poco más a los candidatos, ya sea para bien o para mal, como creo que ha sido el caso de la socialista Elena Valenciano. Mucho ruido y pocas nueces.
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