Se leen algunos razonamientos difíciles de compartir. Ahora resulta que la alcazaba de Almería no es monumento porque el entorno que la rodea no está en buenas condiciones. Puntualizando: el ayuntamiento del PP no cuida el entorno. Y eso hace que La Alcazaba no sea o no se la pueda llamar, tampoco considerar: Monumento. Si el entorno fuese responsabilidad de la Junta, ¿se podría decir lo mismo de La Alcazaba?¿Qué coño tendrá que ver el entorno con el recinto en sí? Vamos a llamar al ayuntamiento de Luis Rogelio `dejao´, `guarro´ o lo que a ustedes les apetezca, pero creo que es pasarse un pelo sentar el precedente de que porque el barrio de La Almedina no esté en su mejor momento por culpa del alcalde, La Alcazaba deja de ser monumento. ¿Si mañana lo arregla ya vuelve a serlo? ¿No fue la Junta la que decidió, para no gastarse mucho dinero en ella, que La Alcazaba de Almería era un museo? ¿La de Málaga también lo es? ¿Y La Alhambra?
En medio de estas incertidumbres aparecen unos señores y le dan un galardón a nuestra alcazaba por el número de visitantes y los buenos comentarios que de ella hacen. No les preguntaron si les parecía un monumento, o un museo. Y como los turistas no pasearon por el entorno no pudieron comprobar y corroborar que no puede ser monumento aquello que no está envuelto en rico papel de celofán. Estos turistas no saben lo que ven, no entienden los nuevos valores y no saben lo que escriben y por lo que votan.
Claro que eso nos pasa a casi todos. ¿Qué hago yo escribiendo de La Alcazaba y de la tontería dicha sobre monumento o no, cuando miles de niños almerienses están en el umbral de la pobreza? Nos acercamos al cuarenta por ciento de jóvenes que tienen problemas en los parámetros que mide y estudia Unicef. Y esto sí que nos debía preocupar a todos. Las piedras de la alcazaba van a seguir ahí, digan lo que digan sobre ellas, pero un grupo importante de niños y jóvenes almerienses están en situación de alto riesgo. Ese importante grupo de ciudadanos (entre cero y diecisiete años), sobre unos cuarenta mil, están viviendo bajo el umbral de la pobreza. Y de eso no parece que se preocupen en exceso los responsables políticos, por no hacerlo ni pagan a las organizaciones de padres que mantienen los comedores escolares. Pero la alcazaba no es monumento por la suciedad de su entorno.
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