Jordi Puyol, expresidente de la Generalitat, católico y de derechas, honorable, creador de una fundación para la calidad de la ética ciudadana. Bárcenas y sus millones trashumantes por Suiza y Dios sabe qué otros escondijos bancarios coincidiendo con los presuntos pagos en B de su PP del alma. Baltar, populista y aficionado al trombón. Más dado aún a colocar a dedo a 124 individuos para que su hijo accediera a presidente de la Diputación. Díaz Ferrán presidente nada menos que de la CEOE, lidiando con la descapitalización de sus empresas y ahora tratando de escapar del trullo. Cacique Fabra, dueño y factotum de Castellón, le asiste la pasión de gavilanes de las grandes obras inútiles como su propia estatua o el aeropuerto sin aviones. Ruiz Mateos, viejo luchador , dos Matesas embargadas y con la gran cruz a cuesta donde murieron las esperanzas de tantos prestamistas inocentes. ERES de Andalucía, inexistentes cursos de formación, trampas de presuntos golfos que no conocieron el socialismo ni por el forro. De esta guisa podríamos seguir citando nombres hasta llenar el periódico. La pregunta es: ¿Cómo hemos podido caer tan bajo en un país con un noventa por ciento de católicos? Las encuestas dicen que los dos problemas más acuciantes hoy entre españoles son el paro y la corrupción. Quizá la transición no fue tan modélica como dijeron. El paso de la dictadura a la democracia no quedó finiquitado con un regate jurídico de Fernández Miranda, es mucho más largo y complejo. Y aquí no hubo ruptura sino consenso. La clases altas, en evitación de lo que pudiera venir con la democracia, se agarraron al dinero y al enriquecimiento rápido como se engancha un náufrago a una tabla de salvación. Podemos preguntamos ahora de qué le sirvió a esta gente el catolicismo que atesoran de sus mayores. Se ha dicho que nuestra fe no puede compararse con la de la cultura protestante. Aquí somos latinos; un padre nuestro y tres averías para tranquilizar la conciencia en un saqueo de millones,¿ Pero qué se ha creído usted? Somos cristianos de la toda la vida. Echamos los dientes en el patio de la iglesia. Por eso mismo es por lo que algunas personas libres no acaban de comprender tanta corrupción entre gentes que alardean de no haber metido la mano en la caja.
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