De vuelta de su viaje por Marruecos visitando centros materno-infantiles que la Junta construye allí mientras que olvida sus compromisos en infraestructura sanitaria para los andaluces, la presidenta Susana Díaz ha vuelto a demostrar que su interés y su pasión están en cualquier otra parte menos en Andalucía.
Y así, en el debate sobre el estado de nuestra Comunidad, la presidenta heredera de la Junta se limitó a pasar de puntillas sobre los problemas que afectan a Andalucía para centrarse en su verdadera preocupación: que nadie le reste protagonismo en su promoción interna dentro del PSOE.
De hecho, de las 35 propuestas de resolución presentadas por el Grupo Socialista en el Parlamento andaluz, 29 han ido dirigidas al Gobierno de la Nación, lo que demuestra plenamente lo que he dicho anteriormente: que el discurso de la señora Díaz está basado en la confrontación con el Gobierno de la Nación.
A doña Susana le da igual lo que pase en Andalucía, no tiene ni idea de qué es lo que está pasando en las ciudades y pueblos de nuestra Comunidad y considera que con decir dos frases para que la prensa afín confeccione titulares cariñosos basta. Pero nada más lejos de la realidad andaluza que nuestra presidenta a dedo no sabe o no quiere ver, como también se demuestra en el hecho lamentable de que durante la segunda jornada del Debate del Estado de la Comunidad no respondiera a ninguna de las preguntas que le hizo el Grupo Popular, que, además, eran preguntas que emanaban directamente de la ciudadanía.
¿De qué sirve enarbolar el discurso de la transparencia, de la honradez y de las puertas abiertas cuando en el organismo que representa institucionalmente la voz de los ciudadanos andaluces se permite semejante menosprecio?
De nada vale que la presidenta de una Comunidad lastrada por la corrupción, el despilfarro, el descontrol y la ineficacia se limite a intentar capear el temporal desviando la atención y apostando por el victimismo y la permanente confrontación con un Gobierno que, por cierto, ha sido de largo el que más y mejor ha atendido las necesidades reales de los andaluces, por mucho que la propaganda susanista insista en el discurso de los recortes y las deudas históricas.
Incluso los que tanto hablan del “tiempo nuevo” de doña Susana no tienen más remedio que admitir que la estrategia de la pelea contra el Gobierno central del PP es la misma, exactamente la misma, que ya desarrollaron en su día, antes de su precipitada huída, los señores Chaves y Griñán.
¿Es una novedad repetir lo que ya antes han hecho los mismos que te legaron el sillón?
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