La buena y la mala noticia

Supongo que alguien le habrá dicho alguna vez eso de tengo que contarte una buena noticia y una mala para, a continuación, inquirirle sobre cuál de las dos opciones quiere saber primero. Pues esto es lo que toca hoy tras conocerse que Almería, según las cifras difundidas por el Servicio Provincial de Turismo de la Diputación, batió récord de pernoctaciones este pasado verano.

Bien, pues hasta aquí la buena noticia; la mala es que, a pesar de estos buenos datos, el paro aumentó durante los meses de julio y agosto en nuestra provincia hasta alcanzar otro récord histórico: 82.691 desempleados, con unos incrementos más que llamativos en el sector servicios, es decir, en el segmento donde se incluye al turismo. 

Esto, que a simple vista puede parecer contradictorio, podría tener sin embargo una explicación muy sencilla. En el caso de que se haya creado empleo para atender las necesidades ocasionadas por el incremento de la demanda, este ha ido a parar directamente a la economía sumergida.

Otra lectura de lo ocurrido la podemos encontrar en el temor al factor ‘flor de un día’ en  el que el sector ha podido caer. La desconfianza en la recuperación económica que se está vendiendo desde el Gobierno, esa que no ha pisado la calle ni de lejos, ha atenazado de tal manera a los hosteleros que han sido incapaces de repuntar como ese motor de creación de puestos de trabajo que se le presumía.

Sea de una u otra forma, la situación merece una reflexión más allá de los datos – 3,5 millones de pernoctaciones en la temporada estival- que están muy bien, pero que esconden otra realidad que se debe tener muy cuenta si no queremos morir de éxito.

Hemos entrado en el otoño y la situación en nuestra provincia lejos de mejorar ha ido empeorando con el paso del tiempo. Mariano Rajoy tiene aquí tajo si quiere cumplir al menos una de las promesas que hizo, aunque solo sea esa, crear empleo.