En plena resaca de la feria Fruit Attraction, hay que estar satisfecho por la buena imagen que ha ofrecido el sector agrícola almeriense en una cita anual que gana más fuerza cada año. Los empresarios almerienses han estado a la altura, a pesar de la dura competencia, y han vuelto a sonar en los pasillos de IFEMA por su innovación y por su buen hacer. Nuestro mar de plástico sigue haciendo gala de su portentosa capacidad de adaptación y de su instinto de supervivencia. Gracias a todo ello, la agricultura almeriense sigue adelante y es capaz de ofrecer nuevos modelos de funcionamiento que hacen obligatorio revisar todos los cánones establecidos hasta el momento.
Un buen ejemplo es la actitud positiva con la que algunas empresas han encarado la gestión de los restos vegetales. Lo que durante mucho tiempo fue un problema de imagen negativa para todo el campo, empieza a convertirse ahora en una oportunidad de negocio, o cuando menos en una opción inteligente para rentabilizar los procesos de producción y comercialización, mejorando la competitividad. Ahí está Casur, desde hace años, abanderando de forma pionera la utilización de lombrices para transformar en abono orgánico lo que antes se desperdiciaba, siempre de forma natural y sostenible. Llega ahora otra iniciativa muy interesante de la mano de Biosabor, que va a iniciar la producción de tilapia ecológica, alimentada con los restos vegetales de sus cultivos ecológicos. Un interesante proyecto que comenzó a cocinarse hace dos años en estrecha colaboración con el Grupo de Desarrollo Pesquero del Levante almeriense y que por fin va a ver la luz. Para que luego pregunten algunos parlamentarios andaluces para qué sirven los grupos de desarrollo rural.
Estas iniciativas no son más que botones de muestra que reflejan un espíritu de continuo avance frente a la adversidad. Tiene mérito que ni las supuestas crisis alimentarias, ni la competencia desleal de países terceros, ni siquiera el veto ruso, hayan hecho mella en el campo almeriense. Todo lo contrario, ya que en un contexto de crisis económica, los invernaderos no han dejado de atraer inversores y entidades financieras que buscan el abrigo de la renta agraria que genera esta tierra. Banco Sabadell ha sido el último en anunciar su acercamiento al agro, en la enésima réplica de un modelo de negocio que inventó hace décadas la antaño Caja Rural de Almería. Creatividad, inventiva o necesidad. La etiqueta es lo de menos, lo importante son los resultados.
Consulte el artículo online actualizado en nuestra página web:
https://www.lavozdealmeria.com/noticia/9/opinion/69863/imbatibles