Siempre es necesaria la presencia de grupos que se conviertan en la conciencia de los olvidadizos. Los ecologistas nacieron con la intención de llamar la atención sobre lo que el ser humano estaba haciéndole al entorno que habitamos. Con sus luces y sus sombras, pero ahí están, algunos con cerca de cincuenta años a sus espaldas y luchando contra lo mismo y me atrevería a decir que contra los mismos. El premio carbón de este año lo han ofrecido a la construcción masiva de viviendas ilegales en el Almanzora, no dejando títere con cabeza. Y hay que estar de acuerdo con ellos en que los culpables son desde los ayuntamientos hasta el último que ha mirado para otro lado mientras se levantaba una tras otra las más de doce mil viviendas. Hasta el parlamento europeo se lleva el carbón de los ecologistas. Les han faltado algunos nombres que hemos defendido desde la letra impresa las ilegales viviendas. Así como algún alegato a favor de unos compradores de buena fe a los que se les ha atracado en el Almanzora y en el resto de Almería.
Carbón bien entregado, claro que los políticos y demás responsables se lo van a pasar por el forro de sus caprichos, pero al que creo le ha faltado el reconocimiento de que no sólo se estaba construyendo fuera de normativa urbanística, es que se estaba cometiendo una estafa contra unos seres humanos sorprendidos en su buena fe. Parece que esto último no importa demasiado dentro del ecologismo. No les importó a los alcaldes de los municipios, tampoco a los constructores, ni se enteró la Junta y las casas van cayendo entre promesas de soluciones de la propia sultana andaluza en sede parlamentaria. Ella también ha alegado a favor de las viviendas, pero de nada ha servido, en palabras se han quedado las buenas intenciones.
Recojo mi trozo de carbón por defender las ilegales viviendas, pero sigo creyendo que por encima de una ley que cambian los políticos cuando les da la gana y les interesa a sus bolsillos e intenciones, están las miles de familias a las que se engañó en nuestra tierra. Vinieron con la intención de pasar los inviernos al suave sol de Almería y para ello invirtieron en una casa los ahorros de años de trabajo. Ya ven como les pagamos su interés en nosotros: Les tiramos el techo que les cobija y encima les dejamos sin ahorros.
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