Poetas en acción

No hace ni una semana me hice eco aquí en esta misma columna de un mal que parece brotado del costado de la crisis. Me refiero a la falta de compromiso de ciertos intelectuales entre los que destacan los poetas, antiguos faros de la problemática existencial que han padecido los hombres en todos los tiempos. Refiriéndome concretamente a Andalucía hice mención de aquel verso de Alberti tan cantado en los setenta por varios grupos musicales: “¿Qué cantan los poetas andaluces de ahora?”. Desde mi retiro de Aguadulce donde no tengo demasiados contactos con gente letraherida, me entero hoy que acaba de presentarse en la Casa de América (Madrid) una antología con participación de 49 escritores de 12 países. Dicha antología lleva por título Humanismo solidario. Poesía y compromiso en la sociedad contemporánea (Visor). Por supuesto que me alegro de la buena noticia, confirmación en cierto modo de lo que antes denunciábamos. Vuelve de nuevo la acción, la poseía como arma de futuro, la protesta, en suma, dentro del conflicto social permanente. Para estos participantes procedentes en sus mayoría de España, Latinoamérica, Mogred y Oriente Próximo, el hacer poético “reclama una vuelta a los valores extraviados en la sociedad de consumo”, como dice un autor. No puedo olvidarme de la labor de concienciación social que ejercía aquí la poesía almeriense en los años agónicos del sistema franquista. Como todavía no podíamos hacer uso de la libertad de expresión acudíamos a la poesía y a la música para decir lo imposible en aquellos años. Recuerdo que cualquier plaga, cualquier sequía o cualquier desgracia que sufrían los agricultores provocaba un recital en los mismos pueblos. Había que fraternizar con los que sufren. Es verdad que de la poesía no se come, pero al menos las hacíamos traspasándoles nuestras penas. ¿Por qué será que contar lo que pasa con la emoción añadida de la poesía se convierte pronto en una arma de futuro? ¿Y por qué los gobiernos turnantes terminan siempre por aborrecer a los poetas echándoles materialmente de la república, como ya defendió Platón? Además de la estética existe algo que se llama compromiso. El yo acuso de Zola se prolonga a través del tiempo creando esas leyes que el habla popular llama “mordaza”.