Son muchos los católicos que celebran estos días la Cuaresma, tiempo de penitencia, ayuno y oración, preparándose así para la gran fiesta de los cristianos, la resurrección de Jesús de Nazaret, tras toda una semana santa llena de falsos golpes de pecho, unos, de tradición que inunda las calles, muchos, y vivencia religiosa, los menos.
En la política andaluza, muchos viven su Cuaresma camino de implantar su peculiar credo. Unos con populismo, vendiendo paraíso terrenal; otros, al estilo de la Edad Media, observando a Satanás en todo lo que no sea pensar y hacer como dicen, que no como hacen; también hay quienes vienen a Andalucía como misioneros evangelizadores dándonos solo pan y agua, mientras ellos quieren manjares para su comunidad; y hay quien se ha dejado de moralinas, sin mirar colores, y se ha echado al barro de la realidad ayudando a quienes están más necesitados y elevando la voz para que no se nos siga machacando.
Los andaluces no nos hemos caído de un guindo, y sabemos que no es lo mismo predicar que dar trigo, por eso Podemos ha reculado, cara a la galería, pareciéndose cada vez más al PP, la última, decir que no están de acuerdo con el PER, que a tantas familias ha ayudado.
Como también sabemos que el candidato del PP viene del Gobierno Rajoy, que es como el perro del hortelano, que ni come ni deja comer a Andalucía; Moreno firmó el acta de defunción de la Dependencia siendo Secretario de Estado, por eso va a realizar su penitencia esta Cuaresma. Pero es de los de falso golpe de pecho porque, con tanto sobre, no ha ayunado nada; aunque se pasa el día orando, orando a Rajoy para que venga a su rescate.
Hechos son amores y no buenas razones, como demuestra Susana Díaz, planteando no solo futuribles (incremento del 10% en Dependencia, conciliación familiar y laboral con más servicios educativos, o conseguir que abrir una empresa sea gratuito y en un día, con deducciones en IRPF y ayuda de financiación), también presenta resultados, como los planes de empleo con los que ha creado casi 8000 empleos en Almería, ha incentivado el retorno de investigadores o ha blindado la educación y la sanidad pública, sin dejar desprotegido a nadie, como sí quiere Ciutadans, aunque muchos se empeñan en que haga penitencia por los pecados de otros.
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