Los andaluces estamos comprobando a lo largo de estos días de campaña que el programa y las propuestas que presenta el candidato del PP a la Presidencia de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno, son la única alternativa creíble y eficaz de cara a la solución de uno de los principales problemas a los que se enfrenta la sociedad andaluza, como es la creación de empleo. Los andaluces sabemos bien que, por encima de lemas y frases de campaña, el Partido Popular es el partido del empleo porque es el único capaz de crear oportunidades al conjunto de los ciudadanos. La mejor prueba de lo que digo es el comienzo de recuperación de la crisis que heredamos de los socialistas gracias al programa de medidas adoptadas por el presidente Rajoy y al esfuerzo y compromiso del conjunto de los españoles. Y es que el modelo del PP es el modelo que funciona, el modelo capaz de poner en funcionamiento las instituciones y de dar oportunidades a los emprendedores y a las familias. Y por ello estamos notando una creciente ilusión por el cambio y un gran deseo de transformación en Andalucía. De hecho, a lo largo de esta campaña se está poniendo de manifiesto que nada de lo que en principio se pronosticaba se va a cumplir. Todos los días crece el entusiasmo en torno al cambio político en Andalucía. Todos los días los ciudadanos se dan cuenta de que quieren algo nuevo frente a lo antiguo. Y cada vez está más claro que el único voto útil, práctico y seguro es el del PP, porque sabemos que el futuro, la ilusión y la esperanza están en el Partido Popular de Andalucía. Y frente a esa corriente de ilusión y fuerza por la transformación de un modelo superado y atrasado, el Partido Socialista se está limitando a llevar a la presidenta Díaz por ahí copiando iniciativas ajenas, apropiándose de otras y tratando de endulzar la realidad del incontestable fracaso de tres décadas de socialismo en Andalucía con apelaciones al cariño. Lo malo para la señora Díaz es que a estas alturas de la historia ningún almeriense puede creerla ya porque ha malgastado su escasa credibilidad con nuevos incumplimientos, más retrasos y más olvidos, como los del materno infantil de Almería, las variantes de Roquetas y Albox o el bochornoso estado de ruina y abandono de la Plaza Vieja en nuestra capital.
Al margen de eso, lo que es evidente es que en las elecciones del próximo domingo 22 de marzo los andaluces nos vamos a jugar la sanidad, la educación de nuestros hijos y, sobre todo, nos jugamos el empleo como palanca de transformación de nuestra comunidad. Y por eso vamos a ser una mayoría suficiente los que votemos al PP, porque no nos resignamos a que Andalucía siga presa de una política socialista que es sinónimo de fracaso y retraso.
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