Susana Díaz reconoce su error y Almería ya tiene consejera

Juan Torrijos
01:00 • 20 jun. 2015

Lo importante, nos dijo en su día la presidenta de la Junta, no era el lugar de nacimiento de un consejero, pero desde el pasado miércoles el gobierno de Andalucía tiene una consejera nacida en tierras almerienses. Para más señas en Fiñana. Y uno se alegra, como el resto de los almerienses, de que Mari Carmen Ortiz sea la responsable de agricultura en el gobierno de Susana Díaz. Se habría ahorrado muchas críticas desde esta esquina de Andalucía la señora presidenta si en el pasado gobierno Almería hubiera estado sentada en el consejo. Lo de llevarnos en el corazón sonaba muy bonito, era muy poético y amoroso, pero en la política el corazón, la poesía y el amor no tienen demasiada cabida. Lo queríamos entonces, y ahora nos alegra, el que alguien de esta tierra, con amplio conocimiento de lo que se juega nuestra agricultura, sea la voz de los que desde sus duros (y en muchos casos embargados) invernaderos llenan de camiones las carreteras de Europa y de fruta y verdura los mostradores de medio mundo.


¡Bien por doña Susana, bien!. Hoy no nos importa que usted ya no nos lleve en su corazón, preferimos que nos lleve Mari Carmen en su agenda, y que en ella recoja los problemas e incumplimientos que se han venido y se vienen produciendo desde su gobierno y desde otros sectores y administraciones con nuestros agricultores. Los sindicatos agrícolas, los presidentes de las grandes cooperativas y los dueños de las importantes alhóndigas se sienten felices ante su presencia en el gobierno, no es para menos, pero a ellos no les afecta tanto como a esos miles de hombres y mujeres que sobre sus espaldas y sus bolsillos tienen las subvenciones sin cobrar y los precios sin cotizar. No digo que la panacea para la agricultura almeriense vaya a ser la presencia de una consejera de Agricultura nacida y conocedora de la realidad de los invernaderos, pero abre una esperanza en aquellos que vienen cultivando cada campaña con menos beneficios ese milagro llamado Almería y por el que no se ha apostado con demasiada fuerza desde la lejana orilla del Guadalquivir.


Entenderá presidenta que nos quejáramos hace 2 años de su olvido y que hoy nos parezca una rayito de sol la presencia de Ortiz sentada en el banco de su gobierno. Y que se lo agradezcamos, que por Almería somos bien nacidos.







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